Este partido usted ya lo ha visto. Más o menos por estas fechas todos los años, la RFEF nos obsequia con una primera ronda de la Copa del Rey con más dosis de romanticismo que de fútbol. Al Sevilla FC le ha tocado esta vez visitar a Las Rozas CF, un equipo de Tercera RFEF que cumplió con dignidad su papel en el Estadio Dehesa del Navalcarbón, uno de esos campos de césped artificial que dan verdadero terror a los futbolistas de élite. Mucho más que cualquier disfraz de Halloween.
El encuentro siguió el guion esperado. Los animosos jugadores del club de una de las localidades más ricas de España fueron más intensos y pusieron el triple de ganas que los futbolistas de élite. Por ejemplo, Velasco y Luis Enrique parecían centrales de nivel ante un Iheanacho que en la primera parte alimentó el debate de si le falta actitud, aptitud o ambas cosas. Menos mal que la cosa mejoró tras el descanso para el nigeriano.
Las Rozas merodeó el área sevillista varias veces con Lagreca y Meseguer moviéndose con sentido, pero el gol fue un clásico básico de estas rondas coperas. El sobreexcitado central que no se ha visto en otra igual que despeja a gol un centro sin peligro. El protagonista fue Luis Enrique, y el cooperador necesario Idumbo Muzambo. Suficiente para irse al descanso en ventaja y dejar claro cuál era el guion.
En la segunda parte sí apareció Iheanacho. Primero, sobre la hora de partido, para rematar a gol -tan al alimón con Meseguer que no estaba claro que fuera gol suyo- una buena jugada de Juanlu, y después, en el tramo final, para firmar su primer doblete como sevillista al finalizar una jugada con varios rebotes. ¿Recuerdan el año pasado a Rafa Mir en Quintanar de la Orden en un partido que acabó con el mismo marcador? Puro espejismo fue.
Ni siquiera García Pimienta le puso un poco de su segundo apellido al partido al no bordear en ningún momento la ilegalidad. Nunca hubo más de tres canteranos sobre el césped, e incluso llegó a haber solo dos porque Pedro Ortiz lleva el ‘8’, un dorsal que, sí, es del primer equipo. Peque se marchó con molestias y dio tiempo a que al debut de Ramón Martínez se sumaran los de Isra Domínguez y Collado. También a que Álvaro Fernández mostrara su tarjeta de presentación con dos buenas paradas que impidieron a los madrileños ilusionarse con el partido.
¿Jugó mal el Sevilla? No. Más bien poco vistoso. Servicios mínimos. Pero si usted tenía claro antes del partido la inmensa superioridad de los de rojo sobre los de azul -lo que recuerda esa camiseta a la del UE Lleida de Primera de hace dos décadas-, imagínese qué opinaban los futbolistas cuando se miraban las botas y visionaban el césped artificial del Dehesa del Navalcarbón.