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Claves tácticas del Dépor-Celta

Más allá de valorar el buen nivel colectivo mostrado por el Dépor en el derbi gallego, merece la pena detenerse en el trabajo de pizarra de su entrenador.

A continuación, tres de las claves tácticas del 2-0 en Riazor:
1. "1-4-4-2 presionante". Así definió Víctor Sánchez del Amo el planteamiento empleado anoche para maniatar al Celta. El técnico madrileño ordenó a sus dos puntas, Lucas Pérez y Jonathan Rodríguez, ejecutar una presión continuada sobre los dos centrales del Celta, Fontás y Sergi Gómez, con el objetivo de evitar que los vigueses masticaran sus ataques desde la defensa. Proyectando a los dos delanteros, el Dépor evitó recepciones cómodas de Augusto en la sala de máquinas. El argentino es el timón de Berizzo y su paso por Riazor no dejó huella. Reduciendo su impacto en la creación, el hecho de haber completado 69/82 pases [OPTA] es un dato residual puesto que más del 80% de los mismos se corresponden con desplazamientos en horizontal que no sirvieron para batir líneas ni para nutrir a Nolito y Orellana. 
2. Doble pivote. El hecho de no contar con un enganche al uso en la parcela central se antojaba un factor problemático de cara a mantener las líneas juntas con y sin balón frente a un rival capaz de someter a través de la posesión. Sin embargo, tanto la labor de Álex Bergantiños como la de Cani permitieron establecer puentes entre el centro del campo y la delantera. Álex es un portento físico no dotado de una gran brillantez técnica con el balón en los pies, pero a lo largo de los últimos años ha evolucionado en ese aspecto del juego: a dos toques, control y pase, elimina rivales. Sin grandes alardes, pero a menudo resulta efectivo. Para muestra, un botón: el primer gol del Dépor se originó gracias a un desmarque de ruptura del box-to-box coruñés. Le falta fluidez para asentarse como mediocentro atendiendo a las exigencias de su entrenador, pero en un rol más de ida y vuelta -y sin Celso Borges- puede acabar gozando de los minutos que ansía. 

Foto: Fernando Fernández
3. El comodín. Con Luisinho pegado a la banda izquierda, el Dépor necesitaba un punto de apoyo por dentro a mayores de los mediocentros. Y Cani ofreció las soluciones interiores que el partido demandaba. Partiendo desde la banda derecha, liberó su carril y se movió con acierto entre líneas. El plan estaba claro: ofrecerle a Juanfran la oportunidad de sumarse al ataque por sorpresa. El zaragozano y el madrileño se complementaron a la perfección, y mención especial merecen las 13 recuperaciones de balón del lateral ponderando su desgaste en las dos mitades del campo. El trabajo del cuerpo técnico esta vez sí se vio reflejado sobre el césped.  
 

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