Cerca de cumplir los 30 años, Andrés Guardado ha encontrado su lugar definitivo en el mundo del fútbol y vive desde hace meses el mejor momento de su carrera. Tras un 2015 de ensueño en el que fue elegido MVP de la Eredivisie y de la Copa de Oro, Eindhoven se ha rendido a sus pies y el Principito es ya un ídolo total para la afición del PSV.
De la mano de Phillip, el mexicano se ha transformado como futbolista y ha confirmado algo que ya había insinuado en sus últimos años en A Coruña: que es un jugador interior y no de banda. Pese a partir del costado zurdo, con José Luis Oltra ya realizó una campaña sobresaliente apareciendo siempre por dentro y combinando entre líneas con jugadores como Valerón o Juan Domínguez. Y en los Países Bajos se ha pasado definitivamente al medio.
Como mediocentro, organiza todo el juego del conjunto de la Philips y es el director de orquesta del último campeón holandés, encargándose de la salida de balón, de la distribución hasta zona de peligro y también del balón parado. Tras tres semanas de baja por lesión, regresó a los terrenos de juego en el partido de Champions de ayer miércoles ante el Atlético y, al ser sustituido, su afición le demostró con una enorme ovación todo el aprecio que se ha ganado en poco más de un año.
No cabe duda q las noches d Champions son mágicas!! Lamentablemente ayer no se ganó, pero iremos con toda la ilusión para la vuelta! #comeon
— Andrés Guardado (@AGuardado18) 25 de febrero de 2016