Oportunidad perdida
'O Noso derbi' acogió a un Deportivo al alza, tras sumar 8 puntos de 18 posibles bajo la tutela de Pepe Mel, y a un Celta de Vigo enfrascado por la pelea europea mientras exprime sus opciones de alcanzar puestos europeos en Liga. Se preveía un duelo cerrado, con un Dépor priorizando el juego directo sobre Joselu y Borges y un Celta con fatiga física y mental, pues Berizzo mantuvo a 9 de los 11 titulares en Krasnodar.
El encuentro arrancó trabado, con los hombres de Pepe Mel parados en un 4-1-4-1 con Álex de eje y Mosquera y Borges por delante. El dibujo cambiaría a los diez minutos de juego, tras la lesión del delantero celeste Guidetti. Borges se colocó como mediapunta, con Mosquera y Álex en el doble pivote. Con este dibujo el Deportivo se encontró más cómodo, encontrando profundidad por el sector derecho, propiedad de Bruno Gama.
Al Celta le costó encontrarse, y lo logró cuando tuvo la posibilidad de correr. Con espacios, ante una defensa con Arribas y Albentosa como centrales, los de Berizzo si mostraron su potencial, aunque tampoco consiguieron poner en apuros al 'Poroto' Lux. Ni Sergio ni él dispusieron de ocasiones para lucirse porque los dos equipos llegaron al balcón del área pero les faltó acierto para transformar en oportunidades de gol los acercamientos.
Con las espadas en alto se llegaría al descanso. Tras la vuelta de vestuarios Borges gozaría de un mano a mano con Sergio justo segundos después del saque de centro. La pelota acabó en los pies de Roncaglia, el argentino se armó un lío a la hora de deshacerse de la misma y Borges se encontró solo ante el portero. Con su pierna mala, la izquierda, el costarricense no logró superar al guardameta del Celta, que rechazó con más comodidad de la esperada.
Para tratar de dar un paso al frente con balón, Mel movió el banquillo: Gil al campo en el lugar de Bruno Gama. El Deportivo trató de aprovechar los minutos de fragilidad del Celta cargando el juego en largo. Intentado imprimirle más velocidad al juego, Andone saltó al verde por Joselu. El rumano, infinitamente más móvil que el punta de Silleda, ofreció una salida al espacio con la que antes no contaba el cuadro blanquiazul.
El empuje no se transformó en peligro, y Aspas aprovechó un despiste de Albentosa en un centro lateral para anotar el 0-1. El de Moaña se había mostrado como la individualidad más determinante de los suyos y necesitó medio metro para corroborarlo. Jarro de agua fría para la afición herculina en un partido parejo.
A la desesperada, el Deportivo encontró la fórmula. Oportunidad perdida.
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