El Deportivo afrontaba un choque vital para reconducir el pésimo inicio de campaña ante un Alavés tan necesitado o más que el cuadro coruñés. Pepe Mel, la plantilla y el presidente le habían quitado trascendencia a la contienda, pero la afición herculina no hubiese tolerado un tropiezo frente al conjunto vasco. La victoria final (1-0) no elimina la incertidumbre ni despeja los interrogantes que sobrevuelan Riazor, sí da una tregua necesaria.
El inicio de partido de los blanquiazules no convenció. Incapaces de llevar la manija con la pelota en los pies, los jugadores del Deportivo se mostraron endebles a la hora de someter a un rival en reconstrucción. Lo intentó en ocasiones Fede desde el costado derecho y a esas ganas de agradar del ex del Valencia se sumó Lucas. Por lo demás, Valverde se movió fuera de su hábitat natural, en la banda izquierda, el equipo careció de orden y motor. Todo lo que produjo el Dépor sucedió sin el soporte de los centrocampistas, simplemente Cartabia y Lucas demostraron estar por encima de sus pares en acciones individuales inventadas por ellos mismos.
El Alavés, ordenado, no intimidó. La falta de poderío en ataque lastró a los de Javier Cabello, pues apenas combinaron en campo rival. La ausencia de mimbres en la delantera condicionó al equipo visitante en la primera mitad, pero no impidió que Ely cabecease al palo libre de marca a la salida de un córner y Duarte le complicó la existencia a Pantilimon en un centro lateral que estuvo a punto de colarse en la portería coruñesa.
Cuando el sonido de viento empezaba a hacerse notar en la grada y el choque enfilaba el tiempo de descanso, Luisinho daría un respiro al Deportivo batiendo a Pachecho con un disparo desde la frontal. Jugó en largo el conjunto coruñés buscando a Andone, el rumano fijó la marca, tocó atrás y en la media luna del área apareció el lateral luso, que conectó un disparo suficientemente bien dirigido para batir al meta albiazul.
Un solitario tanto de Luisinho bastó para superar al Alavés
La segunda mitad arrancó sin excesivo ritmo y tan solo un disparo lejano mal repelido por Pantilimon generó incertidumbre en el bando local. Transcurrida una hora de juego, Mel retiró a Lucas, falto de gasolina, y le dio la oportunidad a Çolak en la mediapunta. El Dépor reculó unos metros y fió su juego de ataque a las contras generadas por el turco y a las llegadas desde segunda línea de Valverde, siempre participativo.
Para contrarrestarlo, el Alavés introdujo mordiente desde el banquillo. El colombiano Torres y Burgui dejaron su plaza a Sobrino y Pedraza, si bien los visitantes no se estiraron lo suficiente como para poner en problemas a los coruñeses. Las dificultades de los babazorros para generar fútbol ofensivo quedaron de manifiesto en una recta final donde las ocasiones de gol brillaron por su ausencia.
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