El Deportivo continúa envuelto en su propia contradicción: mientras los mensajes enviados desde el club en los últimos seis meses ensalzaban la configuración de la actual plantilla e invitaban a confiar en el ansiado salto de calidad, la realidad vista sobre el terreno de juego demuestra que el cuadro coruñés no solo no ha crecido, sino que ha visto frenado cualquier intento de progresión.
El primero en afirmar que el Dépor tenía y tiene plantilla para estar situado en la zona tranquila de la tabla fue Guilherme, allá por el mes de agosto: "Nuestro objetivo y el mío es estar entre el octavo y el decimosegundo puestos, como pensábamos el año pasado. No pudimos pero creo que este año sí lo haremos. Mi pensamiento es ese, creo que tenemos equipo para ello".
Más tarde, Bakkali también se pronunciaría en esta misma línea hasta en dos ocasiones: "Tenemos un equipo para estar entre los diez primeros clasificados, hay jugadores lesionados que se van a recuperar ahora y vamos a mejorar".
Incluso Tino Fernández, presidente de la entidad herculina, ha dejado claro en varias de sus comparecencias públicas que está "absolutamente seguro" de que "el Deportivo no va a bajar", pero tampoco debe conformarse con acabar la temporada en la decimoquinta plaza, sino unos cuantos puestos más arriba: décimo o undécimo.
Transcurrida prácticamente media temporada, el Deportivo se ha golpeado de frente con la realidad, que sitúa al cuadro coruñés en puestos de descenso después de haber disputado 16 jornadas de Liga y teniendo que enfrentarse a Villarreal y Valencia antes de concluir la primera vuelta.