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Un 2017 amargo para el Deportivo

Carlos Rosende

El Deportivo despide el año 2017 con la certeza de no haber sabido aprovechar los últimos 12 meses para dar una paso al frente en la parcela deportiva, el reto para 2018 y también el gran anhelo en las últimas temporadas. Más allá de la delicada situación clasificatoria, la frustración y el desafecto de la afición con el equipo son dos realidades que se han mantenido invariables durante los últimos 365 días. Ambos sentimientos explican bien el peligroso bucle en el que parece envuelto el club coruñés cuando la pelota echa a rodar.

Retrocediendo en el tiempo, en enero, tras la marcha de Ryan Babel al Besiktas, el proyecto de Gaizka Garitano se vino abajo por completo. El equipo encadenó nueve partidos sin ganar en Liga en los dos primeros meses de 2017, culminados con una humillante derrota frente al Leganés en Butarque (4-0) el 25 de febrero, antesala de la destitución del técnico vasco.

Para taponar la herida abierta a 90 días del final de curso, el Consejo acudió al mercado buscando un técnico experimentado. Pepe Mel se hizo cargo del 'enfermo' y logró reconducir inmediatamente los resultados, firmando un empate ante el Atlético de Madrid y dos importantes victorias ante Sporting de Gijón y FC Barcelona. La receta del míster madrileño funcionó a corto plazo pero se mostró endeble con el paso de las semanas y los meses. La derrota contra el Celta en O Noso Derbi precipitó un alarmante descenso del rendimiento del grupo, una caída sostenida en el tiempo pese a la consecución de la permanencia en Primera.

La ventana de fichajes de verano se vislumbraba como el mejor escenario posible para cambiar el rumbo, más si cabe tras la firma del acuerdo de refinanciación de la deuda con ABANCA. En mayor o menor medida, las incorporaciones ilusionaron, como sucede cada año, sobre todo el ansiado regreso de Lucas Pérez y la llegada de un central de renombre como Fabian Schär. Con casi todos los ingredientes sobre la mesa y algún lunar, el Deportivo parecía dispuesto a dar el demandado salto de calidad, pero los interrogantes no se han despejado, sino todo lo contrario.
Los ocho puntos de 27 posibles en un inicio de Liga marcado por la lesión de Rubén Martínez y la ausencia de una línea clara de juego acabaron condenando a Mel, cuestionado por la ausencia de un estilo definido y culpado por los continuos errores individuales y colectivos de sus futbolistas. Tratando de encontrar soluciones en casa, el club decidió confiar en Cristóbal Parralo, entrenador del Fabril. La mano del tercer técnico en el año natural no tardó en notarse y su capacidad para detectar los problemas no se discute, sin embargo la solución a los mismos no termina de llegar.

A 31 de diciembre y tras caer de nuevo contra el Celta, el Deportivo es presa de sus propias angustias: la inestabilidad en el banquillo se mantiene, las expectativas no encajan con los resultados obtenidos, el equipo no funciona como tal y el buen trabajo realizado en otras áreas no logra trasladarse a la parcela deportiva. El club afronta ahora cinco meses cruciales para garantizar la permanencia en la máxima categoría del fútbol español, un mal menor atendiendo a las circunstancias actuales.

Por mucho que uno intente endulzarlo, el 2017 blanquiazul sabe amargo.

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