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La desolación de Lucas

Lucas Pérez, desolado en el césped de Riazor (Foto: Óscar Cajide).
María Trigo

No está siendo su temporada. Lucas Pérez llegó como una de las grandes esperanzas del Deportivo, pero su rendimiento no es el mismo que cuando dejó A Coruña. A pesar de ello, el ariete blanquiazul intenta ayudar al equipo dejando todo dentro del campo, pero la fortuna tampoco le sonríe y este viernes en Riazor ha vuelto a quedar patente. 

Lucas ha jugado frente al Espanyol un partido bastante completo. Se ha movido por todo el frente de ataque, ha dado varios pases buenos, pero ha fallado la ocasión más clara que ha tenido, que no ha sido otra que un penalti. Frente a frente con Diego López, el coruñés ha chutado fuerte, abajo y a la derecha del portero, que realizó una magnífica estirada para evitar el gol.
Esta pena máxima, visto el devenir del enfrentamiento, casi con toda seguridad le podía haber dado al Deportivo tres puntos tan necesarios como merecidos. Consciente de lo que hubiera significado ese gol, Lucas se hundió cuando Fernández Borbalán pitó el final del duelo.
Se tiró al césped de Riazor completamente abatido. Algunos jugadores del Espanyol se acercaron a animarlo. Se levantó, pero en las imágenes de la televisión se pudo ver como las lágrimas estaban a punto de brotar de sus ojos. Se echó las manos a la cara y fue junto a sus compañeros a realizar el corro que formó Seedorf y a aplaudir a la afición. Tras esto, de nuevo las manos al rostro mientras abandonaba el terreno de juego bastante afectado. 
La desolación e impotencia de Lucas Pérez, la desolación e impotencia del deportivismo. 

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