El Deportivo arrancaba el duelo contra el Atlético de Madrid con la urgencia de obtener los tres puntos para seguir creyendo en las opciones de mantener la categoría. Polémica al margen, la visita a uno de los equipos más potentes de la categoría exigía efectividad en las dos áreas, y de eso precisamente careció el conjunto entrenado por Clarence Seedorf.
El encuentro arrancó templado, sin ocasiones en ninguna de las dos porterías. El Dépor manejaba la pelota sin generar situaciones de peligro y el Atlético trataba de sacar ventaja de las pérdidas de balón blanquiazules en propio campo.
Koke empezaría a enchufarse con el paso de los minutos y su presencia en la mediapunta incomodaría a la defensa herculina, incapaz de protegerse con acierto. El internacional español probaría fortuna desde fuera del área en un par de lanzamientos venenosos, aunque en ninguno de ellas encontraría la portería defendida por Rubén Martínez.
Las mejores ocasiones las disfrutaría el Deportivo, pero Lucas Pérez no encontraría portería en dos remates claros, el primero franco tras un error de Savic y el segundo en un testarazo desde el interior del área pequeña que Oblak detuvo con comodidad.
El Deportivo perdonó lo imperdonable
La falta de puntería la castigó el Atlético en una jugada muy polémica: Trujillo Suárez decretó penalti al entender que un leve agarrón de Pedro Mosquera era suficiente para hacer salir despedido a Saúl en el interior del área coruñesa. Gameiro transformó el lanzamiento sin problema alguno, engañando a Rubén.
El 1-0 no amedrentó al Dépor, que siguió generando situaciones de peligro en campo contrario. Todo el fútbol ofensivo pasó por las bota de un Çolak inspiradísimo. El turco entendió a la perfección lo que pedía el encuentro en cada momento y supo surtir de buenos balones a sus compañeros. Sin embargo, la puntería brilló por su ausencia. La mejor oportunidad la tendría Mosquera en su cabeza, pero el mediocentro herculino no midió bien el bote y su testarazo se marchó desviado con Oblak ya batido.
Al descanso se llegó con un marcador tremendamente injusto atendiendo a las prestaciones de unos y otros sobre el verde del Metropolitano.
El segundo tiempo se inició como terminó el primer periodo, con el Deportivo queriendo llevar el peso del partido en campo contrario y generando peligro en las inmediaciones de la portería atlética. Çolak, Adrián... todos los jugadores de ataque se mostraron superiores a sus pares, pero sin determinación ni pegada en los últimos metros sumar los tres puntos es una quimera.
Hasta Borja Valle, recién entrado en el campo, pudo subir el uno al casillero coruñés si Godín no se colocase a tiempo en la trayectoria de la pelota cuando esta tomaba el camino de la portería. El berciano no solo pudo haberse estrenado en esa situación, sino que posteriormente pudo poner en aprietos a Oblak en un carrera de 40 metros en la que no estuvo fino decidiendo y favoreció el corte de Lucas Hernández.
El Deportivo lo intentó de todas las maneras posibles, aunque perdió precisión sin Çolak ni Adrián sobre el césped. El resultado, el mismo de siempre a domicilio: otra derrota, esta vez marcada por la falta de puntería y el exceso de silbato.