La acción más polémica del Granada-Dépor se vivió en el minuto 80, cuando Antonio Puertas marcó un gol con la mano a posteriori bien anulado por Pizarro Gómez, colegiado del encuentro. El futbolista almeriense se apoyó en su brazo izquierdo para superar a Dani Giménez al rematar un centro lateral colocado en el corazón del área pequeña desde el costado derecho. En el momento, el atacante no reconoció la infracción ni tampoco intentó calmar las protestas de sus compañeros, sí lo hizo en la entrevista da pie de campo con los compañeros de Movistar Plus.
En los instantes posteriores al gol (anulado), el juez de línea más cercano amagó con correr hacia el centro del campo, validando el tanto de Puertas. Sería Pizarro Gómez quien, con buen criterio, decretaría la infracción y amonestaría al futbolista del Granada. La decisión del colegiado crispó el ambiente y se resolvió con una amonestación a Adrián Ramos por "por realizar observaciones de carácter técnico desde el banquillo" y la posterior expulsión de Aaron Escandell, portero suplente del equipo nazarí, también por "realizar observaciones de carácter técnico a una decisión mía desde el banquillo, a la vez que aplaudía".
Puertas fue amonestado por "jugar el balón con la mano, de forma intencionada, marcando un gol"
Lejos de transmitir a sus compañeros que había golpeado el esférico con la mano, Puertas omitió esta situación, lo cual ayudó a aumentar las revoluciones de un encuentro muy tenso en su recta final. La acción no admitía ningún tipo de dudas vista por televisión, pues el jugador del Granada estira por completo la mano, la pelota sobrepasa su cabeza y es su brazo izquierdo el que envía el balón al fondo de la red. Futbolistas del Dépor como Álex Bergantiños apuntarían en zona mixta que el toque de Puertas "sonó a palmeo con la mano" en el propio césped.
Por fortuna para el Dépor, Pizarro Gómez acertó en una decisión clave.