Tras dirigir el entrenamiento matinal del Deportivo en la vuelta al trabajo del conjunto coruñés después de haber sido humillado por el Rayo Majadahonda (0-2) en Riazor en la tarde de ayer sábado, Natxo González es consciente de que su continuidad en A Coruña depende de la decisión que el Consejo de Administración, liderado por Tino Fernández, tome en las próximas horas. En la misma contará el parecer de Carmelo del Pozo, principal valedor del míster.
Las altas esferas del Dépor, siempre encabezadas por su presidente, deben confirmar si mantienen en el cargo al técnico vasco, y por extensión a su cuerpo técnico, de cara a la visita al líder, Osasuna, fijada para el próximo sábado (18.00 horas, Movistar Partidazo). De lo contrario, urge actuar en consecuencia y encontrar un sustituto a la altura del reto, puesto que la plantilla no se volverá a ejercitar hasta el martes y el tiempo es oro en estos casos.
La situación clasificatoria del proyecto blanquiazul es crítica: el ascenso directo se ha distanciado a siete puntos y la presencia en el playoff de ascenso corre peligro. Si no sale de ese profundo bache en el que se encuentra inmerso, el cuadro coruñés no tardará en verse desplazado de las cuatro posiciones que garantizan pelear por regresar a Primera el próximo mes de junio.
Contra el Rayo Majadahonda, tras el pitido final, la afición despidió con silbidos y pañolada al equipo y desde uno de los fondos se pidió la dimisión de la directiva, respetada por la megafonía.
"No soy de hielo, soy persona. Los entrenadores sabemos lo que hay. Cuando tu equipo muestra lo que ha mostrado, sientes decepción. Y eso conlleva que la gente esté enfadada, como no puede ser de otra manera. Soy el máximo responsable y tengo que soportar a nivel personal lo que te (me) viene encima", apuntó Natxo González en sala de prensa tras analizar el severo correctivo sufrido por parte del conjunto majariego.