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Radchenko y los "pies de niño" de Bebeto

Radchenko posa en varias imágenes en el campo y en Gibraltar (Foto: Dmitri Radchenko).
ElDesmarque

El exjugador del Deportivo Dmitri Radchenko (San Petersburgo, 1970), que ahora trabaja como técnico en las categorías inferiores de un gigante de su país como es el Zenit de San Petersburgo, se convirtió en viral sin pretenderlo. David, un usuario de Twitter (@SDR_RRC), rescató algunas fotografías del Facebook del que fuera jugador del Dépor, el Compos o el Racing de Santander en las que aparece disfrutando de la naturaleza con una llamativa sonrisa en su rostro.

A raíz de esto, el mundo del fútbol ha querido saber más sobre este viejo jugador del conjunto herculino. Es por eso que el diario AS ha decidido localizarle y hacerle unas preguntas. Radchenko ha sorprendido con un brillante castellano que no ha olvidado y con una simpatía sin límites.

El ruso ha recordado su paso por España y las razones por las que no pudo triunfar en el Dépor. "Caí por ahí en años difíciles y hubo mucho cambio de entrenador. En pretemporada por ejemplo había muchos extranjeros con Mauro Silva, Naybet,… Estaba Toshack de entrenador y no tenía hueco y por eso me tuve que ir al Rayo. Para mí A Coruña y España es como mi casa. Hace dos años vendí la casa que tenía allí", indicaba Radchenko.

Además, se ha acordado, sin apenas esfuerzo, de una anécdota que vivió en el vestuario del Deportivo. "Pues mire, recuerdo a la perfección el primer entrenamiento en el vestuario de cara al primer partido. Veía que no había nadie. Y estaba allí como en un carro de la ropa. Veo alrededor y veo botas como de niño. Un 37. Al rato empiezan a venir jugadores del Deportivo y se sienta al lado de mí Bebeto y coge esas botas que yo creía que eran de niño. Era un ídolo y tenía un pie diminuto. Le dije: “¿Cómo puedes marcar tantos goles con una pata tan pequeña?”.

Radchenko confundió las botas de Bebeto con las de un niño por su pequeño tamaño y no tuvo pelos en la lengua a la hora de preguntarle cómo era capaz de anotar tantas dianas con ese pie tan diminuto. No es de extrañar que no haya olvidado aquel día.

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