Álex Bergantiños nunca podrá olvidar el partido del pasado domingo contra el Calahorra en Primera División RFEF. El capitán del Deportivo cumplió contra los riojanos su partido 300 en el primer equipo deportivista una década después de su debut.
Bergantiños es el 18º en la historia del Dépor en alcanzar la cifra, el 4º jugador nacido en Coruña: "Estas cifras son especiales. Jugar con el equipo de mi ciudad durante tanto tiempo me hace sentirme un privilegiado. Es un número muy bonito, pero no deja de ser un número".
El mediocentro promete seguir dando guerra: "Quiero aportar dentro del campo. Cuando llegue el día en que no me sienta capaz de aportar, intentaré apartarme". Para Bergantiños, lo inmediato es el ascenso, algo que permitiría cerrar un círculo en un camino con "muchos altibajos", como reconoce el jugador: "Sería dejar al equipo donde lo encontré. Cuando me retire miraré hacia atrás y lo valoraré todo".
La filosofía del jugador es vivir el día a día: "Trato de disfrutar del camino. En este mundo a veces es difícil. Hay que vivir el presente. Y mi presente es el fútbol. Quiero dar el máximo en las cosas que me piden".
Ese camino del que habla el futbolista ha dado muchas vueltas: "Salí cedido antes de debutar. Después salí cedido de nuevo. En la segunda cesión pensé que ya no volvería...", explica un Bergantiños del que el Dépor destaca que nunca ha visto una tarjeta roja en más de 450 partidos como profesional.
Dentro del camino, el centrocampista gallego tiene claro cuál es el mejor momento en el club herculino: "La temporada de mi debut. También tengo cariño a los partidos contra el Celta y los goles que marqué en primera contra el Barcelona". Bergantiños tiene varias espinas clavadas: "El playoff contra el Mallorca, no pude jugar ni ayudar a mis compañeros". Según el jugador, la eliminatoria marcó un punto de inflexión para Bergantiños y para el propio Dépor.