Augusto César Lendoiro, expresidente del Deportivo, reflexiona sobre la actualidad del fútbol en un texto enviado a los medios de prensa. El antiguo mandatario vuelve a pedir hablar del fútbol a tiempo parado aprovechando la reunión anual de la IFAB.
Hoy, en Londres, en su Reunión Anual, la IFAB estudiará posibles cambios en las reglas de juego del fútbol y, en concreto, se va a debatir si se cronometra el juego -insistente petición mía desde hace años- o si se incrementan de forma notable los minutos añadidos al final de cada periodo.
El pasado 25 de noviembre se publicaba mi artículo titulado “Qatar ¿el último Mundial sin reloj parado?”. En él hacía referencia a las enormes ventajas de disputar dos tiempos de 30’ cada uno de juego efectivo, medidos por cronómetro, y avanzaba las conversaciones que mantendría en Doha con destacados miembros de FIFA, aprovechando la invitación al Mundial que me había realizado el propio Presidente Gianni Infantino.
Y así fue, porque, tras rápidos encuentros con el Presidente y con “El Profesor” Arsene Wenger, mantuve una importante reunión, por espacio de más de una hora, con la persona fuerte de cualquier modificación de las reglas de juego, Pierluigi Collina, Presidente de la Comisión de Árbitros de FIFA. Con la presencia de otro de los pesos pesados, Emilio Garcia Silvero, Director Legal de FIFA, a los que se unió Toño Mateu Lahoz, invitado por el considerado “mejor árbitro de la historia”.
La charla fue interesantísima. Observé que Collina estaba muy ilusionado con el éxito que estaba suponiendo su indicación a los árbitros de aumentar de forma considerable el añadido del encuentro, para así tratar de alcanzar los 60’ de juego rea… aunque también le preocupaba seriamente que en algunos partidos, pocos según sus palabras, el tiempo quedaba aún lejos de la hora de juego.
Le comenté que me parecía interesante como primer paso, pero que cara al futuro creía que, si se trataba de jugar 60’, parecía más lógico inclinarse por dos tiempos de 30’ efectivos en cada parte y así evitar una decisión subjetiva del árbitro, que siempre será discutida, e imponer una objetiva, por reloj, sin posibilidad de debate.
Le puse un ejemplo. El día anterior se había disputado el Ghana-Corea del Sur. Un gol de los asiáticos podía clasificarlos y justo al cumpliese el tiempo añadido se produce un saque de esquina a su favor. El colegiado, antes de lanzarlo, pita el final del partido. Paulo Bento, entrenador coreano, se vuelve loco con sus protestas y el árbitro se ve obligado a expulsarlo. Nada hubiese ocurrido si un cronómetro le indicase que el tiempo se había cumplido. Le expuse el caso a Pierluigi Collina. No dijo nada, pero estoy seguro que se quedó preguntándose a sí mismo ¿cómo con lo difícil que es juzgar, el juez va a llevar la contabilidad exacta del tiempo que falta?
En cualquier caso, algo es preciso hacer, bien sea implantar el tiempo efectivo o incrementar los minutos añadidos. Lo que no ofrece duda alguna es que se deben tomar medidas urgentes para evitar tanta pérdida deliberada de tiempo como se viene produciendo en los encuentros, lo que a veces provoca la reacción violenta de los espectadores, que no admiten que la media de juego real solo bordee los 55’.
Se trata de un fraude al espectador tan evidente que ni siquiera se atreven a dar en las estadísticas que nos ofrecen -cada día más datos y algunos no aportan nada- los minutos efectivos de juego de cada parte. ¿Acaso se tiene miedo a que los datos provoquen que los aficionados vean claro el engaño al que están sometidos?
Espero que la International Board inicie la llegada del crono al fútbol. Mi confianza, mi admiración y mi agradecimiento a Pierluigi Collina por permitirme exponer mi idea. Ojalá los ocho miembros de la Comisión estén laminados y den e” primer paso firme para un cambio que pido a gritos. ¡Cuántas ventajas se lograrían, en especial para árbitros y aficionados, y sin coste alguno para la producción de ese gran espectáculo que es el fútbol profesional!