El Deportivo vive un momento dulce. Ha llegado al tramo decisivo de la temporada en su pico de forma, con toda la plantilla activada y la sensación de que, ahora sí, el equipo ha entrado en esa dinámica victoriosa para poder ser campeón. El triunfo ante el Badajoz fue la constatación de que Óscar Cano ha dado con la tecla. Ha construido un Deportivo más sólido, más competitivo y más completo en las distintas fases del juego. Ofensivamente tuvo una tarde plácida de cara a portería. Pero, sobre todo, los números del equipo herculino son muy buenos en lo defensivo: Solo ha encajado gol en uno de los últimos seis partidos y ya acumula cuatro encuentros consecutivos dejando la portería a cero. Ian Mackay no recibe un tanto desde hace más de 360 minutos.
El 2023 está siendo el año de consagración de la idea de Óscar Cano. Desde los primeros días, el técnico nazarí habló de varias ideas: el gol oculto de la plantilla, la seguridad de alcanzar una racha (que llegaría y ha llegado), o, en lo que más fue incidiendo, construir un equipo inexpugnable. Poco a poco se han ido cumpliendo la mayoría (aunque al equipo le sigue costando abrir partidos). En especial, la sensación de que el Dépor es cada vez más sólido desde una defensa que incluso cambiando alguna pieza sigue sosteniéndose.
Una de las claves de este nuevo Dépor es su fase defensiva. El equipo con balón se proyecta con muchos atacantes, por eso, la posición de Olabe entre centrales o la baja altura de los interiores en construcción, elevando poco su posición en ataque, permite al equipo sostener una estructura más sólida ante contragolpes rivales. Con Antoñito y Lebedenko muy altos, pasa a ser función de los centrocampistas unirse a los zagueros en caso de pérdida y mantener cerrados os pasillos interiores en caso de transición rival. En ese 3+2, la vigilancia defensiva es continua para activarse en caso de pérdida y no estar mal parados.
Sin balón y tras fases de presión o transición, ya en estático, el equipo se ha vuelto más solidario y estructurado. En los últimos encuentros, pasando de cerrar en P-4-4-2 a hacerlo con cinco atrás, siendo Olabe el defensa central para buscar la superioridad numérica en área propia, permitir una cobertura extra en los duelos directos y saltos sobre la frontal si un rival recibe a espalda de los mediocentros.
Al situar hasta cinco jugadores en fase inicio, en caso de pérdida, esos cinco ocupan zonas centrales, más próximas al área. Proteger los espacios interiores es clave en una transición
Con Pablo Martínez como sargento general y su acompañante (bien Lapeña o Jaime Sánchez) encontrándose cómodo de forma más resguardada, los herculinos han encontrado la tecla para convertirse en uno de los mejores equipos defensivos del campeonato. Las acciones de centro lateral y juego directo, que habían sido hasta ahora un hándicap, ya no generan aquellas 'bombas' en el área de las que una vez habló Óscar Cano. La zaga también ha aprendido a controlar esas situaciones y sentirse cómoda en la trinchera.
Con la teoría de que sin encajar llegarán sí o sí las victorias, porque el potencial ofensivo es altísimo, Óscar Cano ha ido centrando parte de sus esfuerzos en generar contextos propicios para las individualidades de sus jugadores. Así, los resultados han llegado y otorgado la razón al técnico nazarí.
Son ya cuatro partidos consecutivos sin encajar gol. Cinco de los últimos seis y seis de los últimos ocho en todo 2023. Solo Alcorcón y San Fernando en lo que van de año han logrado anotarle un gol a Ian Mackay, que encadena más de 360 minutos sin encajar. El cancerbero coruñés está cuajando una gran temporada y siempre deja alguna atajada clave para ayudar a los suyos.