Antes de Milán y Oporto existió Turín, bautismo de fuego para el Deportivo de la Coruña. Cuando recordamos la temporada 03/04, todos echamos la vista atrás pensando en lo que pudo ser y no fue. Camino de un nuevo aniversario de las primeras y únicas semifinales de UEFA Champions League vividas por los herculinos, recordamos otra fecha especial en la trayectoria europea blanquiazul: Delle Alpi, cuando la Juve fue menos Juve y el Dépor se vengó del gol de Tudor.
Esta noche se cerrarán los octavos de final de la Liga de Campeones y todas las miradas estarán puestas en el Santiago Bernabeu. Real Madrid y Liverpool se juegan el pase a cuartos de final y, desde lejos, algunos aficionados deportivistas todavía recuerdan con añoranza los grandes años en los que fue el cuadro herculino el que protagonizaba grandes gestas. Se han escrito infinidad de cosas sobre la noche de Oporto, la remontada a Milán, el triunfo en Old Trafford... aunque no todo el mundo recuerda otra fecha especial: el nueve de marzo. Cuando el Deportivo conquistó Delle Alpi para superar los octavos de final.
El Dépor fue el primer equipo español en ganar en el Delle Alpi un año después de haber caído eliminados en el mismo escenario
Marzo de 2004, el Deportivo viaja a Turín para defender una renta favorable sacada en Riazor. Un gol de Albert Luque pone la eliminatoria en ventaja, aunque todavía queda lo más difícil: viajar a tierras italianas.
En frente, Buffon, Thuram, Nedved o Del Piero (que solo aguantó cinco minutos en el campo). "No son mancos", decía Maldini para introducir un partido en el que, eso sí, solo hubo media entrada y 30.000 espectadores en las gradas transalpinas. Jabo Irureta, que no iba a salir con miedo, planteó un once titularísimo con Luque, Víctor Sánchez del Amo, Valerón o Pandiani en el frente de ataque. No había miedo.
Y así se demostró. Apenas 12 minutos tardó el Dépor en adelantarse. De Molina a Pandiani, con ayuda de Montero que dejó correr la pelota. El 'Rifle' aprovechó la espalda de la defensa, picó la pelota por encima de los zagueros con un sutil toque de muchísima calidad, y reventó la portería del cancerbero italiano. A partir de ahí, fiesta herculina.
De rojo y no de azul, con la clásica camiseta que ahora muchos jóvenes pasean con orgullo por los aledaños de Riazor. Baño de fútbol de un Dépor que apenas concedió y dominó la posesión en la segunda parte. Algunas crónicas de la época citan el buen toque herculino para esconder la pelota, acumular en corto, y defenderse con balón. La conquista del Delle Alpi no fue casualidad. Aquel equipo debía marcar historia. Y lo hizo. Aunque no le dejaron llegar más lejos.