Más allá de los tres puntos importantísimos que consiguieron, el partido del Deportivo de La Coruña frente a la SD Eibar tuvo un importante valor simbólico e incluso emocional. Tres nombres propios marcaron el devenir del partido, tanto sobre el césped como en la grada.
El primero de ellos fue un Dani Barcia que regresó al once inicial tras dos meses de lesión. Óscar Gilsanz detalló que llevaba varios días entrenando a tope y que solo le hacían falta unos minutos que este domingo tuvo, ya que jugó todo el partido y no evidenció la falta de ritmo, con varias acciones defensivas de muchísimo mérito.
Tras anunciarse su fichaje el pasado jueves, había muchas ganas de ver a Zakkaria Eddahchouri. Así se pudo intuir cuando los deportivistas desplazados a Ipurua, muy numerosos por la colonia gallega que hay en Euskadi y Navarra, le ovacionaron nada más salió a calentar.
El delantero marroquí dispuso de veinte minutillos y entró al terreno de juego justo después de la ocasión de Mella que pudo suponer el 0-2. Tocó muy poco balón, pero se vio que es un jugador que no rehúye el contacto y que puede asociarse muy bien con sus compañeros de la parcela ofensiva. Incluso tuvo una ocasión clara que falló, aunque estaba en posición antirreglamentaria.
Infiltrado entre el deportivismo estuvo también uno de los artífices del histórico ascenso del año pasado. Mikel Balenziaga se acercó a Ipurua y presenció el partido desde la grada, junto con el resto de los aficionados. El periodista Javi Torres de la Radio Galega le localizó.
El otrora lateral izquierdo guipuzcoano, que colgó las botas el pasado verano, está formándose como entrenador antes de emprender una nueva aventura en los banquillos próximamente y vio de primera mano como varios de sus excompañeros dieron un paso de gigante hacia la permanencia en el fútbol profesional.