Una España sin alma, una España sin carácter, una España ya sin entrenador útil ha dicho adiós a la Eurocopa en los octavos de final ante una Italia que le dio un auténtico baño en todos los sentidos. En carácter, en juego, en actitud, en planteamiento, en fútbol. La España campeona, la España bicampeona de Europa, esa ya no existe. Esa España desapareció puede que en Brasil, antes, y se empeña en hacerla desaparecer añico a añico Vicente del Bosque, que ha gestionado de forma pésima esta selección, esta Eurocopa, para llegar y morir ante una Italia que brindó toda una lección en París de lo que a día de hoy no es España.
Ya no existe aquella España campeona. Ya no existe aquella selección para este seleccionador que tanta gloria dio. Se acabó el ciclo, aunque parece que nadie en la selección se ha dado cuenta. Sobre todo no se ha enterado Del Bosque, que ha agotado sus últimos cartuchos en la selección. La lección magistral de Conte debe llevarle a dimitir de inmediato.
Conte dio un auténtico baño al seleccionador, sobre todo en la primera mitad, el planteamiento italiano ahogó a España
Ya no existe aquella España campeona ni aquellos jugadores campeones, con hambre, capaces de imponer su fútbol ante cualquier rival. La actitud, la manera de afrontar esta eliminatoria de algunos jugadores, da que pensar, da que pensar y da que renovar, porque igual que debe de ser el punto y final de Del Bosque en la selección debe de ser el punto y final varios futbolistas en la Roja. El partido de Cesc, la aparición de Pedro, las dudas y la irregularidad de De Gea... España ha dejado mucho que desear y tiene mucho que cambiar.
Como ya no existe aquella España, no existen sus argumentos, nada a lo que agarrarse, ni a Iniesta, ni al sustituto inexistente de Villa, ni a la defensa. A nada. El de Albacete ofreció de nuevo una imagen discreta, lastrada por un planteamiento erróneo desde el inicio. La primera parte fue un auténtico repaso de Italia, y se marchó el equipo de Conte ganando 1-0 como podía haberse ido ganando 3-0. La segunda parte fue más equilibrada, se echó a la boca alguna ocasión incluso el equipo de Del Bosque, sobre todo una de Piqué cuando el partido casi se agotaba y antes de que Italia marcara y matara. Pero en líneas generales, fue bastante mejor Italia, mereció mucho más y está en cuartos de final por merecimiento propio.
La primera parte pareció dibujada y planteada ex profeso para Italia. Por parte de Antonio Conte por supuesto, pero también por parte de España y de Vicente del Bosque. No solo el sistema de la selección española, sino la colocación y posicionamiento de sus jugadores era el idóneo para hacer fácil la vida a los italianos. Ante los tres centrales azzurros de la Juve, nadie buscaba la espalda de los carrileros; ante la acumulación de futbolistas italianos en el centro del campo, los españoles solo buscaban el interior; ante el desparpajo en ataque de Italia, España respondía con un ataque estático, previsible, lento; y ante el contragolpe y la acumulación de futbolistas de segunda línea de los de Conte, los de Del Bosque pocas veces acudían al retorno, a la ayuda de los defensores. La primera mitad fue, en resumen, un señor baño de Italia a España, en juego, en actitud e intensidad. Y por eso se pudo dar con un canto en los dientes la roja, a la que los transalpinos convirtieron en coloraos.
Debe de ser la última Eurocopa de Del Bosque, pero vista la actitud en el campo, también puede ser el fin de ciclo de otros futbolistas
Dejaron mucho que desear la actitud de los futbolistas españoles, la actitud y la elección de los mismos, pero ahí Del Bosque, con un planteamiento primario, no se bajó del burro. El gol pudo llegar de bastantes formas, aunque paradójicamente llegó en un falló hispano, o en varios, el de Sergio Ramos (¡vaya Eurocopa!), por hacer una falta absurda en la frontal, y el de De Gea, que regaló un rechace facilón que luego convirtió en tanto Chiellini, que llegó con más hambre que toda España a rematar el rechace mientras los de blanco observaban la acción pétreos.
Los cambios llegaron en la segunda mitad, pero eran insuficientes. El error era de base, de planteamiento, de carácter. Llegó la entrada de Aduriz, y su lesión, llegó tarde el cambio de Lucas Vázquez, e Italia dejó jugar más a la Roja, porque le convenía, esperando a matar mientras sufría, tampoco demasiado. Para colmo, luego tenía a Buffon, que salvó los muebles en la única ocasión clara española, de Piqué cuando partido agonizaba.
En resumen, España fue mediocre, fue aquella España impersonal anterior a 2008, fue una España pobre, una España indefinida que se va a casa con todo merecimiento. Toca regeneración.
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