Los últimos minutos de la primera parte que disputó Alemania ante Eslovaquia dejaron un momento decisivo que sirvió para aclarar las razones por las que el conjunto germano comienza a asustar. La parada de museo de Neuer a un remate de Kucka, cuando su equipo ganaba por un solo gol, fue el momento culminante del potencial defensivo de la selección de Joachim Löw.
El vuelo de Neuer hacia una pelota imposible fue prácticamente su única intervención durante los 90 minutos de los octavos de final. Casi no hubo más. El portero del Bayern Múnich vive tranquilo en el torneo y apenas tiene trabajo. Pero, cuando lo tiene, lo resuelve sin pestañear.
La cifra de goles que ha recibido Neuer en los cuatro partidos que ha disputado, es escandalosa: cero. Nadie ha conseguido batir al portero de Alemania. Ningún jugador de Ucrania. Tampoco de Polonia. Ni de Irlanda del Norte. Quién más cerca estuvo fue Kucka, pero ahí se topó con los reflejos de un portero extremadamente solvente.
Esas cifras son inéditas en una Eurocopa. Nadie hasta ahora había conseguido mantener su portería a cero en los cuatro primeros partidos del torneo. Neuer, lo ha logrado. Por dos razones: primero, porque las pocas ocasiones que recibe, las salva. Eso, es muy difícil para un portero. Actuar durante unos pocos segundos en 90 minutos exige una concentración tremenda.
Y, la segunda, por el entramado defensivo de Alemania. Joachim Löw ha conseguido que su equipo se implique al completo en defender. Nadie se escapa y todos lo hacen. Desde el primero hasta el último. Pero, sobre todo, la línea de cuatro zagueros, que forman un muro impenetrable.
El último en llegar ha sido Joshua Kimmich. Löw andaba dándole vueltas en su cabeza para conseguir un lateral derecho solvente. Höwedes, cumplidor, jugó al principio, pero acababa de convencer al entrenador germano. Entonces, probó a Kimmich y todo cuadró. El joven central del Bayern Múnich (21 años), es una cobaya para Löw. Y la prueba funciona. Cumple muy bien en una demarcación ajena a la suya.
En el centro, Mats Hummels y Jeremy Boateng son un seguro. Y, en la izquierda, Jonas Hector no se queda atrás. Los cuatro, alrededor de Neuer, forman un grupo perfecto. Y más con las ayudas de los incombustibles Sami Khedira y Toni Kroos, que no dejan de bajar desde el centro del campo cuando hace falta.
Neuer vive muy bien protegido. Tal vez demasiado cómodo hasta el momento. Y, cuando aparece por la zona mixta de los estadios después de los partidos, camina muy confiado y muy seguro de sí mismo. Sabe que todo marcha y que todo fluye según el plan establecido. Y, también, no deja de insistir en que no hay que dejar de defender.
"Es importante que nuestros centrocampistas perturben el ritmo del juego de los rivales desde el principio, ese es un buen comienzo para defender. Después, cuando miras a un solo equipo, no hay que centrarse en un solo jugador. Tenemos que mirar a nuestros oponentes en conjunto", dijo después del choque ante Eslovaquia.
"De momento, hemos mandado. Pero ahora vienen los momentos duros. Vamos a ver si jugamos contra España o Italia. No importa cuál nos va a tocar porque siempre es desagradable jugar contra Alemania", agregó.
Hasta ahora, Alemania había recibido muchísimas críticas por no ser más certera en las tareas anotadoras. Con poco gol, pero con una defensa perfecta, había sido suficiente para avanzar en la competición. Pero, contra Eslovaquia, la zona de ataque también comenzó a carburar.
El equipo de Löw recuperó frente a Eslovaquia su olfato goleador con tres dianas y un partido descomunal de Julian Draxler. A partir de cuartos, Alemania afrontará el último tramo de la competición rozando la perfección. En ataque, han vuelto las buenas sensaciones. Y en defensa, nunca se han ido. El muro que tiene Neuer alrededor parece infranqueable.