A Zbigniew Boniek, mito de aquella Polonia que quedó tercera en el Mundial de 1982, la idea de enfrentarse a Croacia no le gustaba un pelo: "No es para nosotros, tendríamos gran dificultad en jugar contra ellos. Portugal tiene un estilo diferente y es mejor para nosotros. Contra ellos veo la luz al final del túnel".
Esa luz al final del túnel que ve Boniek puede acabar con décadas de ostracismo deportivo en una selección que desde el Mundial de España de 1982 no llega lejos en un gran torneo. Boniek, ahora presidente de la Federación Polaca de Fútbol, cree que esta Polonia que dirige Adam Nawalka se asemeja a aquel equipo que brilló hace ya 34 años.
En aquel año 1982 Polonia no era una selección cualquiera. Llevaba una década paseando su buen nombre por casi todos los grandes campeonatos. Su primer bombazo lo dio en 1974, en el Mundial de Alemania, en el que también quedaron terceros. En aquel equipo no estaba Boniek, pero sí Grzegorz Lato, el otro gran mito histórico del fútbol polaco.
Lato, con permiso de Boniek, es el mejor jugador de su país de todos los tiempos. Con una velocidad vertiginosa (corría los 100 metros en 10'2 segundos) fue un jugador espectacular que se consagró en Alemania consiguiendo la Bota de Oro del torneo tras marcar siete goles.
Para el recuerdo quedó aquel tanto a Brasil en el partido por el tercer y cuarto puesto. Lato, desde el centro del campo, dejó en evidencia al defensa Nelinho con una carrera de 30 metros en la que el jugador sudamericano no pudo más que ver una sombra inalcanzable.
Aquella Polonia, con otras figuras como Kazimierz Deyna y Robert Gaadocha, consiguió derrotar a equipos como Argentina, Italia, Suecia o Yugoslavia. Alemania, en semifinales, acabó con el sueño de un grupo de jugadores que se coronó como el único de su país que había conseguido una gran gesta futbolística.
Sin embargo, ese equipo no paró de sumar éxitos prácticamente hasta 1992, cuando en los Juegos Olímpicos de Barcelona fue medalla de plata tras perder frente a España en un partido que muchos guardan todavía en la retina. También consiguió un oro en 1972 (Múnich) y otra plata en 1976 (Montreal). Fueron años dorados coronados con otra tercera posición en el Mundial de España.
En ese equipo seguía Lato. No tenía tanto peso por la edad, pero estaba muy bien acompañado por Boniek, que se encargó de echarse a la espalda a su selección. Polonia consiguió victorias espectaculares ante equipos como Bélgica con un "hat trick" de Boniek y solo Italia en semifinales pudo echarle del campeonato.
La Francia de Michel Platini sucumbió en el partido de consolación por 3-2 y Polonia repitió la gesta de 1974. Boniek, aquel año, sería tercero en el Balón de Oro por detrás del italiano Paolo Rossi y del francés Alain Giresse. Fue un justo premio a uno de los mejores jugadores de los años 80.
Muchísimos años después de aquellos días gloriosos y tras participaciones decepcionantes en los pocos torneos grandes a los que llegó a clasificarse, Polonia vuelve a asomarse al balcón del éxito. Portugal es el último escollo y Boniek cree posible una nueva gesta.
El equipo liderado por Robert Lewandowski, Arkadiusz Milik o Jakub Blaszczykowski, no alcanza el nivel e sus predecesores, pero roza poder igualar sus mejores registros. Las semifinales esperan a Polonia y Portugal es su último escollo. Las opciones de seguir los pasos de Boniek y Lato siguen intactas. Polonia aguanta la respiración.