"No lo veo. Hemos jugado cuatro encuentros y nuestro fútbol no es comparable con el fútbol de Grecia. Dimos espectáculo contra Hungría y no se pueden jugar bien todos los partidos". Nani, con esas declaraciones, intentó este martes espantar el fantasma de la selección más aburrida que ganó nunca una Eurocopa: Grecia.
El equipo de Fernando Santos está en cuartos de final después de firmar varios partidos anodinos. El último, ante Croacia, dejó un dato revelador: hasta el minuto 115, ya en la prórroga, el cuadro del técnico luso no disparó entre los tres palos de la portería de Danijel Subasic.
Lo hizo primero Cristiano Ronaldo y, el rechace, tras la parada del meta balcánico, lo recogió Ricardo Quaresma para marcar el gol que dio la clasificación a Portugal. Un par de disparos, dos goles. Nada más. Eso fue todo. El resto del encuentro, Portugal fue un equipo defensivo y destructor. Esa fue su táctica, acabar con la creatividad de Croacia.
Se olvidó por completo de su propia imagen y, después, las críticas, pese a que el conjunto luso consiguió un billete para los cuartos de final, no han remitido. Y esa falta de ideas, ese planteamiento rácano de Portugal, no es aplicable sólo al choque ante Croacia.
En los dos primeros partidos de la fase de grupos ante Islandia (1-1) y Austria (0-0), los hombres de Fernando Santos ofrecieron una imagen muy floja, bastante por debajo de sus capacidades y frente a rivales claramente inferiores.
Sólo contra Hungría, con la selección a un paso de la eliminación, aparecieron los atacantes portugueses. Entonces, por fin el torneo se dio cuenta de que existía Cristiano Ronaldo, desaparecido en combate en los dos primeros partidos y también en octavos de final.
Ante Hungría marcó dos goles, uno increíble de tacón, y días después contra Croacia, su "ausencia" fue total. No hubo noticias del jugador del Real Madrid hasta ese minuto 115.
Todo esa propuesta futbolística aburrida hasta el bostezo guarda un cierto parecido con la Grecia que ganó en 2004 la Eurocopa. Precisamente, alzó la copa después de vencer a Portugal en la final con un solitario tanto de Angelos Charisteas. Fue el séptimo del torneo para los helenos, que en la fase de grupos marcó cuatro, los mismos que Portugal en sus tres primeros duelos.
Los lograron con un estilo similar a la Portugal que ganó a Croacia en Lens. Fue el triunfo del fútbol soporífero y defensivo. Pero, al fin y al cabo, exitoso. Y Nani quiere una cosa: ganar por encima de todo.
"Creo que al equipo y al entrenador le gusta jugar siempre bien y agradar a la afición. Pero lo más importante es ganar. El objetivo es ganar todos los partidos, llegar hasta la final, sea cual sea el camino, para que todo el pueblo portugués esté satisfecho", afirmó el extremo luso.
Tirar los dados de la fortuna jugando mal no siempre acaba bien. La línea del fracaso y del éxito, es muy fina. Acabar fuera de la competición jugando muy mal y esperando el error ajeno, sólo conduce a las críticas más feroces.
Y, si se gana un torneo de esa manera, se pasa a la historia como Grecia, recordada por ser el equipo más aburrido que ganó una Eurocopa. Portugal, aunque Nani lo niegue, lleva ese camino.
Sin embargo, aún está a tiempo de poner un parche. Tiene tres partidos por delante para comenzar a jugar bien al fútbol. Polonia, en cuartos, será su próxima prueba de fuego para espantar el parecido razonable con Grecia que comienza a aflorar entre muchos sectores que rodean a la selección de Fernando Santos.