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Nico Williams, ante un tsunami sin pudor del Barça y sus voceros

Grito de Nico Williams ante el Girona en San Mamés (Foto: Athletic Club).
Kuitxi Pérez García

Era sabido. La Eurocopa de Alemania como escaparate en el que, al otro lado del cristal del televisor, exhibirse Nico Williams ante la mirada obsesiva, enferma, de los que en el FC Barcelona, sin pudor, se recrean en las maneras de esos futbolistas que destacan sobremanera en el Concierto universal. Su deseo de acaparar no tiene fin. Ni siquiera el dinero es obstáculo. Ya se dijo, hasta debajo de las piedras buscarlo si no disponen de él al contado en el Barça.

El Athletic 'lo sabía'. Jon Uriarte, como presidente del Athletic Club, podría haber mediado. Tener unas palabras con Luis de la Fuente, tocarle al 'jarrero' su piel caliente de 'león venido a más'. Vamos, Luis, monta una rueda de prensa y anuncia la baja del excelso atacante por una disfunción en los huesecillos de sus oídos que le provocan un mareo crónico debido a los vaivenes de esa Gabarra Athletic que tú tan bien conoces.

"A Nico se le va la cabeza. Cuando trato de inculcarle sus deberes sobre el campo, me sale por peteneras, cantando... "Este es el famoso Athletic, el famoso Athletic Club"...

Gol del jugador del Athletic Club Nico Williams, en el cruce ante Georgia en la Eurocopa de Alemania (Foto: EFE).

Le miras y te sonríe. Y en sus ojos se refleja la mirada de los futbolistas que son completamente felices. No está para jugar. Ni siquiera para formar parte de esta selección a la que accedió por unos méritos sobrados, más allá de lo que de un futbolista de su talla se debería esperar"...

Ensoñaciones. Al que se le va la cabeza no es a Williams JR, y mucho menos a un entrenador que empezó a ser grande en las tres temporadas que cursó en La Florida haciendo que el 'Portu' jugara como los ángeles, si es que los ángeles juegan al fútbol. Juego colosal, en todo caso, ya lo dijo 'Tatxeta', su presidente: "Entrena como si el Club Portugalete fuera un equipo de Primera División".

O la mismísima 'Roja', añado yo, porque si me dan a elegir entre las maneras aquellas de un equipo de Preferente, y estas otras de un combinado a nivel mundial, me quedaría con aquel cuadro que cerraba el Siglo XX y este otro que, hasta la fecha, está maravillado con su futbol de alta escuela.

El jarrero Luis de Fuente, en un partido de España (Foto: Cordon Press).

Luis de la Fuente, que de tonto no tiene un pelo del pelo que no tiene, está atacado por el vicio y virtud de rodearse de los mejores futbolistas; los que acaparan más talento, los que en la pelota ven la prolongación de sus dos piernas y ese cuero fiel que obedece sus exquisitos dictados.

El Nico Williams de hoy es el mismo jugador que hace cuatro temporadas se paseó por La Florida como el sobrado que se sabe llamado para la gloria

Nico Williams, bajo el radar del Barça

Descarado, 'geta', encendiendo la tribuna con su futbol incendiario. Machacó al 'Portu' de Loza desde los once metros. "Mañana será León", comentaba la gente. Un león al que Marcelino le fue regulando sus paseos por el Circo de San Mamés.

Entre Alex Berenguer y él se disputaban el puesto que quedaba libre luego de que Iker Muniain, partiendo desde la izquierda, se asomara al balcón del área para dar rienda suelta a su clarividencia. Hasta que el 'brother' de Iñaki estalló haciendo añicos la pizarra establecida.

Nico Williams con el brasileño Dani Alves, jugador por entonces del Barça, en un choque en el Camp Nou (Foto: Athletic Club).

Del uno contra uno, del encaramiento y el desborde, Nico, perfectamente aleccionado por sus técnicos, dio un gran paso cuando entendió la riqueza del juego combinatorio. Nacido para ser como es, enseñado por nadie, su genética le fue marcando los pasos. Agigantados. Con sus botas de mil leguas.

Obediente cuando se le dijo que, tras recortar hacia fuera, habiéndose quitado de encima a su marcador, buscara con saña el palo largo, ya en su base, a media altura, o liberando a las moscas que la cruel araña había atrapado con el engaño de su tela. Y fue así que, más allá de dar el último pase a sus compañeros, le cogió el gusto a golear de manera bella.

Qué más quería el FC Barcelona. Un futbolista diferencial, hecho ya y, sobre todo, maravilloso.

Baile de Nico Williams con Lamine Yamal en el triunfo ante Georgia en la Eurocopa de Alemania (Foto: EFE).

Venía de antes la 'rapiña' de Joan Laporta. Un presidente calcado a aquel primero que atrajo a Johan Cruyff para romper la tiranía impuesta por el Real Madrid.
Alexanco, Zubizarreta, Maradona, Schuster, Laudrup... ¡en fin!...

Nico y Jamal. Del mar que los separa en la otra orilla. Si el Athletic pone el 50%, y Luis de la Fuente, la otra mitad que ya era blaugrana, qué es lo que falta que la aventura falta. El atrevimiento. Buscar el dinero que no tienen debajo de las piedras que escasean y poner el montante de la cláusula de rescisión del contrato encima de una mesa de roble o pino mediterráneo. A partir de ahí, hagan juego, señores.

Estaría la pelota encima del tejado de la casa de Nico Williams. Serlo todo en sus casas de Lezama y San Mamés... o hacer equilibrios en una Masía sin red.

Por Kuitxi Pérez García, periodista y exfutbolista del Club Portugalete

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  1. Antzoka

    Un jarrero hijo de jarrillero. Jaja