Ante la ausencia de Andrés Iniesta, lesionado en el partido de ida, Lionel Messi fue el encargado de recibir la Supercopa de España, el primer título que el argentino levanta como capitán del conjunto azulgrana.
Messi, segundo capitán de la plantilla, recibió el trofeo de manos de Ángel María Villar, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), en el mismo césped del Camp Nou, y luego posó con ella y el resto del equipo, en una celebración teñida de confeti azul y grana.
Fue un acto breve y discreto, porque el equipo azulgrana decidió no hacer la vuelta de honor. En su lugar los jugadores agradecieron con aplausos el apoyo del público desde el centro del campo.
Uno de los últimos en abandonar el terreno de juego fue el meta chileno Claudio Bravo, que se fotografío con la Supercopa y con varios compañeros, consciente de que, tal vez, sea el último título que gana como azulgrana si finalmente decide fichar por el Manchester City.