"Cuanto más alto, más dura será la caída", es un antiguo refrán que ilustra la paradójica situación del entrenador español Unai Emery, quien en tres semanas pasó de liderar la mayor gesta del París Saint-Germain (PSG) en Europa a sufrir la eliminación más inesperada y humillante.Antonio Torres del Cerro
El 14 de febrero el PSG de Emery se anotaba en París un arrollador 4-0 en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones ante el poderoso Barcelona que parecía imposible de remontar en la vuelta.
Tres semanas después, el 8 de marzo, Emery se hundía contra todo pronóstico en la que seguramente ha sido la más cruel y dura derrota sufrida por el equipo francés.
Encajó un 6-1 en el Camp Nou y pasó a la historia por las peores razones. Nunca un equipo en 'Champions' se había dejado remontar una renta de 4-0.
El áurea de ganador que había convencido a los dueños cataríes del PSG para fichar este verano a Emery corre el riesgo de desvanecerse por esta inimaginable debacle.
El técnico español, de 45 años, venía de hacer lo que nadie había hecho: ganar tres ediciones de la Liga Europa con el Sevilla de manera consecutiva.
Para los jeques propietarios del club parisino no importaba que se tratase de un título europeo menor, lo que interesaba era su extrema ambición y competitividad.
Después de haber invertido unos 700 millones en fichajes desde 2011, vieron en Emery el rostro del hombre que les llevaría a la ansiada Liga de Campeones. Ni Carlo Ancelotti ni Laurent Blanc habían logrado superar la barrera de los cuartos de final, en dos ocasiones por culpa del propio Barcelona.
El fútbol de Emery, más defensivo y menos elaborado que el de sus antecesores, generó en un primer momento una desconfianza en el vestuario parisino que se fue disipando a lo largo de 2017, cuando se encadenaron las victorias.
El cénit lo alcanzó en el Parque de los Príncipes de París, donde la presión asfixiante a la que el PSG sometió al Barcelona de Messi y Neymar desmanteló al equipo español.
En la vuelta de anoche, a pesar de contar con futbolistas ofensivos de la talla del uruguayo Edinson Cavani, el argentino Ángel di María o el alemán Julian Draxler, Emery resultó penalizado por un planteamiento que el centrocampista del Barcelona Andrés Iniesta calificó de "ultradefensivo".
Exigente y entusiasta con sus jugadores, a los que demanda ir siempre al límite, Emery también falló en transmitir la garra necesaria en momentos de alta tensión.
"Fuimos superados por el ambiente del estadio, por las ganas de ellos y en cinco o diez minutos perdimos todo el trabajo hecho", se justificaba anoche un extenuado técnico, quien se había desgañitado para dar órdenes a los suyos en la zona técnica del coliseo azulgrana.
Las consecuencias de la dolorosa e inaudita eliminación están por ver.
La prensa francesa ha puesto la Liga y la Copa de Francia como dos títulos obligados para que Emery conserve su silla. El técnico tiene contrato hasta 2018.
En Copa, el PSG está en los cuartos de final, en los que se mide al Avranches, que juega en Segunda B, y en el campeonato es segundo a tres puntos del líder Mónaco.
El desastre de anoche, que además caldeó el ambiente en torno a los hinchas del club, también ha salpicado a jugadores emblemáticos como el capitán, el central brasileño Thiago Silva.
Al internacional 'canarinho' le han achacado falta de agallas para liderar el PSG en partidos de envergadura.
Este domingo Emery afrontará el primero de sus exámenes ante el colista de la tabla, el Lorient, en la vigésima novena jornada de Liga.
Sea cual sea el resultado, digerir el naufragio en Barcelona llevará tiempo, mucho más tiempo que los siete fatales minutos en los que el PSG echó por la borda una ventaja histórica.