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El castigo del voto de censura a la junta, un clásico en Can Barça

El voto de censura que acaba de anunciar al excandidato Agustí Benedito contra la junta de Josep Maria Bartomeu, devuelve al FC Barcelona a un escenario ya visto en los últimos años, en los que socios azulgranas se han rebelado contra sus gestores más allá de las pañoladas o silbidos en el estadio.De llevarse a cabo esta acción contra la junta, y por tanto que un 15% de socios respaldase con su firma la petición, sería la tercera vez que en el FC Barcelona se vota una moción de censura contra la junta directiva. La primera vez fue en 1998 cuando Josep Lluís Núñez era presidente, y la segunda, en el 2008, con Joan Laporta como mandatario.
La primera vez que un grupo de socios impulsó una moción de censura fue al poco que Josep Lluís Núñez renovase su cargo en 1997. El 7 de marzo 1998 se votó la moción, impulsada por el colectivo 'Elefant Blau', cuyo portavoz era Joan Laporta. No estaba regulado el tiempo de recogida de los apoyos necesarios (4.624) y cuando se presentaron en el club llegaron 6.014. Núñez superó la moción, al obtener 24.863 votos, aunque el grupo que se constituyó en oposición logró reunir 14.358.
Por lo tanto, no prosperó el voto de censura contra Núñez, aunque veinte años después, en el 2008, al por entonces presidente Joan Laporta le fue de poco quedarse sin el cargo en una moción de censura.
Por aquel entonces, los socios Oriol Giralt y Christian Castellví fueron los impulsores de la moción, que contó más adelante con el apoyo de Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, futuros presidentes, pero que en el momento de aquel voto se habían erigido en una oposición firme contra Laporta, después de haber presentado la dimisión como directivos en el 2005.
Laporta perdió la votación (23.870 socios se sumaron en favor de la moción), aunque los 14.871 votos que le avalaron su trayectoria le salvaron in extremis de perder el cargo, ya que los promotores se quedaron con un 60% de los votos y necesitaban un 66%. A pesar del respaldo que tuvo aquella moción, el 66'77% de los socios con derecho a voto no se presentó en las urnas (votaron 39.389 de los 118.528 socios con derecho a voto).
Al margen de estas dos votaciones, el Barcelona ha vivido tres fiascos de voto de censura, en el que los impulsores se quedaron a medio camino.
La última vez que un voto de censura no llegó a las urnas fue el impulsado por los socios Joan Arnés y Jordi Cases, integrantes del colectivo 'Go Barça'. A los pocos días de solicitar las papeletas, argumentaron que disponían de una logística para reunir un 5% de papeletas de socios y no de un 15% como recogían los estatutos reformados, y que por ello cesaban en su empeño.
La motivación de aquel voto fallido en octubre del 2013 fue que los impulsores acusaban a Sandro Rosell "de sus mentiras y engaño reiterado".
El contrato de Catar, la no venta de la empresa de Rosell, el proceso de la asamblea de compromisarios, los conflictos de intereses de algunos directivos (Rosell, Javier Faus y Toni Freixa) entre sus negocios y el Barça y las informaciones que vinculan al presidente con negocios turbios en Brasil, entre otros argumentos, fueron las motivaciones que respaldaron el voto.
En febrero del 2003, y poco antes de que Joan Gaspart renunciase a la presidencia del Barcelona, los socios y exdirectivos Ramón Fusté y Lluís de Val plantearon una moción de censura contra el por entonces mandatario del club "por el gravísimo estado social y deportivo" por el que atravesaba la institución.
"La actual situación del Barcelona es de una gravedad extraordinaria. El descontrol en la gestión de la entidad nos ha conducido al abismo. El club necesita un cambio de rumbo rápido, sereno y enérgico", argumentaron por entonces los impulsores.
Por entonces, el Barcelona había contratado a Radomir Antic para enderezar la nave, tras la destitución de Louis van Gaal, y Gaspart había anunciado que organizaría una asamblea extraordinaria para someter su cargo ante los socios compromisarios. De hecho, el club no admitió la moción de Fusté y Del Val, ya que un mes atrás otro socio (Iván Carrillo) había impulsado otra moción sin éxito en la recogida de adhesiones.
El club entendía que no se podía plantear una nueva moción por los mismos argumentos hasta haber transcurrido un año. La moción de Fusté no tuvo mucho recorrido, especialmente porque el propio impulsor la retiró justo cuando Joan Gaspart, a recomendación de la Generalitat (en voz de su secretario de deportes, Josep Maldonado), le emplazó a cesar en su cargo. Gaspart aceptó, pero negoció que se retirase esa moción.
El voto de censura que había servido de obstáculo al de Fusté y Del Val fue el planteado en enero del 2003 por otro socio, Iván Carrillo, del colectivo Alternativa Blaugrana, a quien se acusó de ser un 'submarino' de Gaspart porque presento una moción a sabiendas de la fuerza que tenía Fusté para derrotar al por entonces presidente.
Carrillo dijo que reunió 4.286 firmas de las 4.505 que le exigía y por lo tanto anunció que no había logrado las mínimas. Aseguró que estaban avaladas ante notario y que las destruiría. Nunca llegaron al Barcelona, lo que generó muchas dudas acerca de la veracidad de la recogida y del números que anunció el socio.

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