José Paulo Bezerra Maciel Júnior, más conocido como Paulinho, ha sido uno de los grandes nombres del mercado veraniego del FC Barcelona. El mediocentro brasileño, que llegó entre críticas y lamentos, continúa silenciando a aquellos que no contaban con él. Su actuación ante el Olympiacos demostró una vez más el porqué de su incorporación.
Por su recorrido, su insistencia, su fuerza y su físico, el brasileño se ha ganado un sitio entre los favoritos de su entrenador Ernesto Valverde. A ello se suma una 'sorprendente' conexión con Leo Messi, que le ha permitido colocarse rápidamente entre los más destacados en este inicio liguero.
La clave, probablemente, sea ser totalmente diferente a todo lo que el Barça cuenta en su plantilla. En un equipo en el que el ataque posicional y estático es una de las claves del equipo, aparece una luz de interrupción llamada Paulinho. Sus llegadas desde segunda línea ofrecen una alternativa que antes no existía y sumada a la siempre acertada movilidad de Luis Suárez, el ex del Tottenham abre una nueva vía de ataque.
Con sus goles, sus asistencias y su esfuerzo en la medular, Paulinho pide sitio. El momento del fichaje más inesperado.