Que no puede morir. Que dura tiempo indefinido. Así define la Real Academia Española en su diccionario la palabra inmortal. No obstante, yo añadiría una tercera acepción en tan sólo dos palabras: Andrés Iniesta. El manchego pondrá punto y final a su etapa en el FC Barcelona al término de esta temporada, pero su leyenda quedará grabada para siempre en los anales más dorados de la historia de la entidad.
Un bendito 29 de octubre de 2002, un adolescente de 18 años se enfundaba por primera vez la elástica blaugrana en una fría noche de Champions en el Jan Breydel, estadio del Brujas. Louis Van Gaal hacia debutar a un canterano imberbe de piel pálida sin saber las consecuencias que ello tendría. 16 años después, ese niño se va del equipo de sus amores siendo el futbolista más determinante en la historia de nuestro país.
Tres lustros han dado para mucho, para demasiado, para algo impensable, inimaginable. Los comienzos de Iniesta en el primer equipo culé no fueron fáciles, tras varias temporadas con más luces que sombras, aunque con participación en la final de Champions de París de 2006, el manchego se pensó seriamente su futuro como blaugrana, hasta que encontró el cariño necesario para convertirse en leyenda.
Guardiola hizo del centrocampista un hombre fundamental en su esquema. Siempre acompañado del otro maestro, Xavi Hernández, el de Fuentealbilla se convirtió en imprescindible de la mano de Pep. Sin embargo, no fue hasta una gélida noche de fútbol continental en Stamford Bridge cuando el '8' escribió una de las páginas más doradas en las memorias del club. Iniesta golpeó un balón con el alma desde el balcón del área en la capital inglesa para darle a su equipo el billete a una nueva final de Champions League, el resto es historia.
El manchego abandona el Camp Nou tras haber ganado absolutamente todo con el Barcelona, hasta un total de 32 títulos. Cuatro Champions League, nueve Ligas (teniendo en cuenta la de esta temporada), seis Copas del Rey, siete Supercopas de España, tres Mundial de Clubes y tres Supercopas de Europa. A esto debemos añadirle sus trofeos con la selección: dos Eurocopas y el Mundial de 2010, donde también fue actor principal, pero esa hazaña da para otro capítulo.
Se va la magia del eterno '8' blaugrana, pero quedará su legado. Andrés Iniesta: gracias por tanta gloria, gracias por tanto fútbol.