Roberto MoralesMadrid, 4 may .- El clásico del fútbol español más intrascendente llega marcado en el bando madridista por la decisión que debe tomar Zinedine Zidane a 20 días de la final de la Liga de Campeones para un duelo de rivalidad histórica que puede encarar con sus titulares corriendo riesgos o dar paso a la segunda unidad.
Con el Barcelona proclamado campeón de LaLiga Santander, nada hay en juego para un Real Madrid que solo aspira a arrebatar la segunda plaza en la recta final del campeonato al Atlético de Madrid. No tiene premio alguno lograrlo, ni maquillará una competición tirada a las primeras de cambio por los hombres de Zidane, justo antes de marcharse de vacaciones navideñas tras ser derrotados con claridad por su eterno rival en el Santiago Bernabéu.
El orgullo de un grande es lo que se pondrá en juego en un Camp Nou donde nunca perdió Zidane desde su llegada al banquillo del Real Madrid. Hasta la gran cita de la temporada madridista, la final de 'Champions' del 26 de mayo en Kiev, dispone de encuentros para medir esfuerzos: el aplazado ante el Sevilla, frente al Celta de Vigo y el Villarreal.
Todos están en un segundo plano al lado de la cita ante el Liverpool en una final que puede dar la decimotercera Copa de Europa. Y hasta esa gran noche, en la mente de Zidane está repartir minutos entre sus titulares, conceder descansos selectivos y alinear equipos competitivos. Así será en el Camp Nou, donde presentará en el clásico un equipo con más pinta de titular que de segunda unidad, obligado, eso sí, a no forzar a algunas de sus piezas.
No lo hará con el francés Raphael Varane, que acabó tocado en la vuelta de semifinales de Liga de Campeones ante el Bayern, ni con Isco Alarcón, que sufrió un esguince de hombro en la ida del Allianz. Por lesión no podrá contar con Dani Carvajal, cuya recuperación se enfoca para regresar en el último partido previo a la final y ganar ritmo tras su percance muscular.
Dos de las tres bajas para enfrentarse al Barcelona llegan en defensa, por lo que será la línea del campo que más retocará Zidane. Nacho Fernández regresará más de un mes después a un equipo titular tras reaparecer unos minutos frente al Bayern. Todo apunta a que de lateral derecho, mientras que Jesús Vallejo se enfrentará a un examen de altura formando pareja de centrales con Sergio Ramos y encargándose del marcaje de Luis Suárez. El capitán y Marcelo completarían la zaga.
Cuenta Zidane con un Casemiro descansado para ser el ancla del equipo. Su suplencia fue la gran sorpresa del once madridista ante el Bayern y no sorprendería el descanso para Luka Modric, que tuvo un gran desgaste en su persecución a Ribery, y permitiría jugar con un 1-4-4-2 con Kroos en el medio más Lucas Vázquez, Gareth Bale y Marco Asensio repartiendo dos puestos en bandas.
El clásico asoma como el último gran partido de Bale como titular. Ha perdido su sitio en el once y poco invita a pensar que esté entre los once elegidos para la gran cita de Kiev. Ante el Leganés, en el último partido liguero, dejó muestras con su gol y pelea que luchará por ello hasta el final. El Camp Nou puede ser el impulso que necesite, como ocurrió con Karim Benzema y su doblete en el partido más importante del curso. De marcar 8 goles en todos los partidos de la temporada, a firmar dos el día que todo estaba en juego. Buscará seguir su racha ante el Barcelona.
Aunque la responsabilidad del gol volverá a recaer en el líder madridista, el portugués Cristiano Ronaldo para el que no existen encuentros sin nada en juego. Su racha de doce partidos consecutivos marcando se cortó en las semifinales de 'Champions' y en Liga ya no lucha con Leo Messi por acabar máximo goleador, a ocho de distancia de los 32 marcados por el argentino, después de renunciar a jugar varias jornadas fuera del Bernabéu para estar en las mejores condiciones en competición europea.
Así, el Real Madrid comenzará con el mejor de los equipos que tendrá Zidane para salvaguardar el orgullo, dar la cara en el clásico y aspirar a conseguir un triunfo que no maquillaría la mala Liga, pero sí acabaría con el récord del Barcelona de conquistar el campeonato sin derrotas y sería un golpe moral al campeón sumado a una nueva presencia madridista en una final de la Liga de Campeones. En caso de derrota, verse a 18 puntos de distancia, sería la mayor que nunca separó a los dos clubes.