Ousmané Dembélé, jugador del FC Barcelona, se convirtió en el gran nombre del último encuentro culé este pasado sábado ante el Atlético de Madrid. El francés, tras cientos de críticas y dudas sobre su figura, sólo necesitó diez minutos para hacer aquello que nadie mejor sabe hacer: dar puntos a su equipo.
El extremo es el jugador -junto a Stuani- de LaLiga Santander que más puntos ha aportado a su equipo con sus goles: cinco goles para dar siete puntos a los de Valverde.
"Es un jugador diferente, que tiene condiciones difíciles de encontrar, tiene un talento innato", explicaba Valverde en la previa del encuentro. Por ello, y probablemente por mucho más, el míster azulgrana confió en su figura cuando peor estaba la situación.
Su primer tanto llegó en Pucela, ante un Real Valladolid encerrado y en una noche en la que los suyos no brillaban. Con un remate en el segundo palo pondría el 0-1 y daría la victoria.
La segunda noche de gloria -más bien tarde- para Dembélé llegó en Anoeta. En el estreno del remodelado estadio, Ousmané aprovechó un rechace en el área de la Real para (66') poner el definitivo 1-2 en el marcador.
Así, el escenario del Metropolitano no es nuevo para Dembélé, que además en Vallecas, con el Rayo Vallecano convencido de su victoria, el francés apareció en los últimos minutos para empatar el partido -posteriormente anotaría Suárez el gol de la victoria-.
El criticado, el hombre que sólo sabe jugar a la PS4, el jugador que debería abandonar el Camp Nou el próximo mercado invernal, según las últimas críticas recibidas, sigue siendo decisivo para un Barça que quiere volver a levantar el título liguero.