La que tenía que ser la primera gran noche de Ousmane Dembélé como barcelonista acabó con una nueva exhibición de Leo Messi, que tuvo suficiente con media hora para dinamitar el partido, intervenir en el 2-1 y marcar el 3-1 frente al Leganés.
Messi vio los primeros 66 minutos del partido desde el banquillo. En la grada, la mirada impaciente de un espectador, que con una gran foto del astro argentino y la frase: "Viajé 5.000 millas para ver esta leyenda", no podía creer su mala suerte.
Pero todo cambió, salió Leo y el Barça remontó frente a un combativo Leganés que le puso las cosas muy difíciles a los catalanes. Hasta entonces, Ousmane Dembélé había sido el protagonista del partido.
Dembélé ahora es otro tipo. De aquel futbolista desubicado, que llegaba tarde a los entrenamientos, que se rumoreaba que cuidaba poco su alimentación y que se había quedado alguna vez fuera de la lista del entrenador, no queda nada.
Ahora brilla con luz propia, se siente poderoso, como ese elegante cambio de ritmo con el que supera rivales, uno tras otro, y emula al correcaminos y aquel 'mic, mic' con el que avisaba cada vez que se rifaba a su antagonista.
Hoy Dembélé, con Messi en el banquillo, se echó el equipo a la espalda y desde el primer minuto se sintió poderoso. El francés, desde la banda derecha, fue la punta de lanza del ataque de los barcelonistas, en un partido en el que, por una vez y acosado por el duro calendario, Ernesto Valverde, decidió imponer rotaciones y el Camp Nou y el fútbol de su equipo se lo agradeció, al menos en el primer tiempo.
Se quedaron en el banquillo de salida no solo Messi, también Rakitic y Arturo Vidal, todos ellos titulares. Vermaelen, como acompañante de Piqué; Aleña, junto con la pareja Busquets y Arthur; y Coutinho, hoy junto con Suárez y Dembélé, fueron las novedades.
Y el Barça se sintió muy bien. Presionó y tuvo paciencia ante un Leganés que puso su único empeño en defender; que acumuló futbolistas atrás y que buscó que, ante la falta de recursos, el tiempo volara.
Destacó Dembélé, pero también Carles Aleñá, que en su primera titularidad liguera, mostró de lo que es capaz. Jugador de esos que llevan el balón pegado a la bota izquierda, Aleñá mostró su descaro y se erigió en uno de los destacados.
Los azulgranas, con mucha presión e intensidad, jugando por las bandas, controló la situación, pese a la densidad de futbolistas situados junto a Pichu Cuéllar.
En el primer tiempo, Dembélé puso el talento y Luis Suárez los remates a puerta. El francés, además, fue el que abrió la lata, en una acción que inició él mismo, en la que combinó con Jordi Alba y que culminó con un remate a la red tras colocar el balón junto al poste izquierdo de la meta del Leganés en el minuto 32.
El octavo gol de Dembélé en LaLiga desequilibró el partido, pero sobre todo sirvió para que el francés volviera a creer en sí mismo. El recital del francés tuvo continuidad en el segundo tiempo, pero el equipo ya no le acompañó tanto, el Leganés salió de la cueva y en la primera ocasión que tuvo empató el partido.
Fue en el minuto 57, en una acción de En Nesyri que encontró el remate de Braithwaite dentro del área pequeña. El empate cambió el panorama y la idea de Valverde, tanto que siete minutos más tarde decidió poner en juego a Messi y Rakitic por Aleñá y Arthur, respectivamente.
Pero aún se le complicó todo más con la lesión de su mejor hombre hasta entonces, Dembélé, que se retiró lesionado después de una acción fortuita en el 66, seguramente con una afectación de tobillo y de rodilla.
Cinco minutos más tarde, en la primera aparición de Messi, el Barcelona volvió a marcar. Disparó, rechazó Cuéllar y el balón lo cazó Luis Suárez para adelantarse al meta y marcar el 2-1 en el minuto 71, una acción que tuvo que ser revisada por el VAR.
Y a partir de entonces, el partido enloqueció. El Barça buscaba el tercero, pero sufría ante el empuje del Leganés, que buscó contras y jugadas desde el lateral para sorprender a la defensa local, como en una acción sobre Santos en el 85 que estuvo a punto de sorprender a Ter Stegen.
Al final decidió Messi que cerró el partido con un gran gol después de una combinación con Jordi Alba en el minuto 92. Leo marcó su decimoctavo gol en LaLiga y demostró que necesita muy poco para ser el mejor.