Los datos del FC Barcelona a domicilio en las fases finales de la Champions League empiezan a ser preocupantes. O más bien temibles. Tras empatar en Lyon, el Barça ya enlaza tres años consecutivos sin ganar un partido de eliminatorias a domicilio en Europa. Para encontrar ese último triunfo hay que remontarse nada menos que al año 2016, cuando se impuso 0-2 ante el Arsenal en octavos de final de la Champions.
Ese mismo año, semanas después, comenzó un gafe que empieza a ser demasiado largo. Cayó derrotado en el Calderón ante el Atlético de Madrid (2-0) y a su vez, eliminatoria de la competición europea en cuartos de final. Lo que pasó un año más tarde, en 2017, fue aún peor: una dura goleada ante el PSG (4-0) y otra dura derrota en el estadio de la Juventus (3-0). El primer resultado fue capaz de remontarlo, pero el segundo no.
En la misma línea, la pasada temporada alargó su mala racha a domicilio en las fases finales de la Champions. En octavos, empató en la ida ante el Chelsea en un partido en el que, al menos, fue capaz de marcar un gol (1-1), dato importante viendo el resto de resultados. Semanas después, sufrió una dolorosa derrota ante la Roma (3-0) que volvió a dejarle en la cuneta a pesar del 4-1 del partido de ida.
En Lyon, una vez más, se volvieron a evidenciar todos los problemas del Barça fuera de casa. Se volvió a quedar sin marcar, se volvió a quedar sin ganar y alargó especialmente la mala racha de Luis Suárez, que no marca a domicilio en Europa desde 2015. Ha llovido mucho desde entonces, pero el Barcelona sigue tropezando año tras año con la misma piedra.