El brasileño Philippe Coutinho aprovechó ante el Lyon (5-1) su enésima oportunidad para reivindicarse ante el Camp Nou y, lejos de venirse abajo por los tímidos silbidos que escuchó el pasado fin de semana, cuajó el mejor partido de los últimos meses en su primera gran noche europea con el Barcelona.
Escorado a la banda izquierda desde la partida, Coutinho logró al fin encontrar buenas sensaciones, aprovechando que Ousmane Dembélé, su rival por un puesto en el once, empezó el partido en el banquillo aquejado de unas molestias musculares.
El fichaje más caro de la historia del club catalán añadió a su repertorio ante el Lyon el arma que más le demandaba la afición: el entusiasmo. Demostró sus ganas desde el arranque del encuentro, cuando en el minuto 3 sirvió un gran balón al que Luis Suárez no llegó por poco.
Sin tiempo para las dudas, el carioca volvió a combinar con el uruguayo y con Messi para generar otra ocasión de gol en la jugada siguiente. Esas buenas acciones del '7' del Barcelona llegaron como consecuencia de su gran entendimiento tanto con Jordi Alba como con los delanteros.
El atacante también aportó a su equipo la tan ansiada profundidad sin el balón, como demostró en el desmarque que acabó en un choque con Lopes, el portero lionés, y que dejó al francés fuera del partido.
Y en el minuto 31, Coutinho encontró el premio a su incisiva actuación. Arthur filtró un gran pase para Luis Suárez, el nueve superó a su marcador y cedió el balón al de Río de Janeiro para que, a placer, alojara el balón en la red.
El rostro del '7' reflejó alivio en la celebración. El exjugador del Liverpool por fin se reencontraba a sí mismo vestido de azulgrana. Así lo percibió también la grada de animación, que coreó su nombre tras el tanto.
El Barça perdió el control del partido en la segunda mitad y el atacante se diluyó con sus compañeros. Una pérdida suya hizo titubear a la afición culé, justo antes de que estrellara un balón al lateral de la red en la jugada siguiente a que su equipo encajara el 2-1.
Con el partido y la eliminatoria en la cornisa, todavía a veinte minutos del final, Valverde decidió echar mano de Dembélé en sustitución del brasileño. La grada el Camp Nou dio por buena la actuación del extremo y, como si de un plebiscito se tratara, los aplausos acallaron a los silbidos.