Se acabó la era de Ernesto Valverde en el Barça y ha llegado un entrenador como Quique Setién que, en papel, encaja muy bien con el estilo de juego que el club blaugrana históricamente ha intentado imponer. El nuevo estratega se define como un admirador de Johan Cruyff y de Pep Guardiola, algo que gusta mucho a la dirigencia y aficionados. Una de las primeras medidas del Maestro, como fue bautizado en sus procesos anteriores, tiene que ver con Ousmane Dembélé.
La buena noticia para los jugadores que no venían bien, como el caso del francés, es que el flamante técnico ha llegado con el objetivo de recuperarlo. Utilizando la confianza en el extremo ex Borussia Dortmund como punta de lanza, Setién planea recobrar la mejor versión del futbolista.
La lesión de Luis Suárez le dará a Dembélé mayor importancia en el frente de ataque azulgrana, oportunidad que puede aprovechar para meterse en el bolsillo a un nuevo cuerpo técnico que reseteó el crédito de toda la plantilla, dejando en igualdad de condiciones el maratón por la titularidad, exceptuando nombres de otra valoración como Messi, por ejemplo.
Valverde había intentado mejorar al jugador de Vernon con rigurosidad, pero esta fórmula incrementó la rebeldía del elemento. Ahora, el santanderino quiere tener una relación con otra cercanía, de modo que el atacante de 22 años no se sienta presionado, sino que haga el cambio en su estilo de vida por decisión propia.
Quique Setién lleva horas en la dirección técnica del Barça y ya se nota otro ambiente en el club. Lo mejor para los aficionados y dirigentes que defienden el ADN Barça es que Dembélé no es el único en la lista de rehabilitación del cuerpo técnico, ya que Riqui Puig ha empezado a recibir un trato especial. Es pronto para decirlo, pero algo parece renacer en Barcelona.