El FC Barcelona cierra este viernes uno de los meses más movidos y llenos de ridículos de la última década: de la derrota en la Supercopa de España y la destitución de Ernesto Valverde, a la llamada a Bakambu en pleno avión. Un terremoto ridículo.
Todo se escapó en pocos minutos. El Barça vencía en las semis de Supercopa y todo parecía seguir rodado. Pero entonces el Atlético de Madrid remontó, Valverde se marchó por la puerta de atrás y Luis Suárez anunciaba su lesión. De blanco a negro en apenas unos minutos.
El que era líder de LaLiga Santander destituía a su entrenador, retransmitía conversaciones con Xavi Hernández para dar un golpe histórico y acabaría, tras llamar a varios candidatos, contratando a Quique Setién. "Me llamaron y no tardé ni cinco minutos en aceptar la oferta", decía el ex del Betis en su presentación.
Sin embargo, olvidada la polémica del banquillo, todo parecía centrarse en la llegada de un nuevo delantero. Setién lo dejaba caer en sala de prensa, su equipo lo necesitaba sobre el verde y Bartomeu, no hace demasiado, lo confirmaba: llegaría un delantero para sustituir a Luis Suárez.
Pero todo era demasiado normal. Rodrigo Moreno, tras otra negociación retransmitida, no cerraría su traspaso, el Barça anunciaría que no llegaría finalmente ningún delantero y, por si fuese poco, Bakambu descubría una de las operaciones más rocambolescas de la historia.
El ex del Villarreal fue contactado por Abidal el jueves, penúltimo día de mercado, le pidió que viajase a Barcelona y antes de coger el último vuelo hacia el Camp Nou, el director deportivo le comunicaría que el Barça rechazaba su fichaje. Una auténtica calamidad.
Por el camino, entre tanto, se marcharon tres canteranos como Aleñá, Carles Pérez y Abel Ruiz, además de Todibo, el fichaje de invierno que no duró ni un año. Matheus Fernández y Trincao, con mucha polémica, fueron anunciados como fichajes para julio y la afición, cansada, empieza a mirar al final de la temporada con mucho miedo.