El Liverpool acometió uno de los grandes fichajes del verano en 2017. El club inglés consiguió hacerse con los servicios de Mohamed Salah por un precio de 40 millones de euros procedente de la Roma, mientras que el FC Barcelona decidió en aquel momento invertir por Ousmané Dembélé.
El equipo azulgrana decidió hacerse con el joven jugador francés de 20 años tras pagar al Borussia Dortmund 105 millones más 40 en posibles variables. De esta forma, el mosquito se convirtió en el jugador más caro de toda la historia del Barça.
Tras más de dos años en el club azulgrana, el delantero francés no ha rendido al nivel que se esperaba en las oficinas del club. Las continuas lesiones no le han permitido gozar de la regularidad a él le hubiera gustado y la última ha provocado una nueva crisis en la entidad azulgrana.
Ousmane Dembélé sufre una rotura completa del tendón proximal del bíceps femoral de la pierna derecha. Tras pasar por quirófano, el club informó de que el francés estará más de seis mese de baja y se perdera lo que resta de temporada, lo que permitirá a Josep María Bartomeu la oportunidad de reforzar la parcela ofensiva del equipo.
El marco en el que se encuentra el Barça en la actualidad es complicado en la ofensiva, dado que solo cuenta con tres jugadores (Messi, Griezmann y el joven Ansu Fati), sin dos pesos pesados como son los lesionados de larga duración Luis Suárez y Ousmane Dembélé, y ya sin dos jugadores del filial que podrían haber tenido minutos, como son los cedidos Abel Ruiz y extremo Carles Pérez.
En el pasado mercado de invierno, el Barcelona estuvo sondeando casi un mes para hacerse con un '9' tras la lesión de Luis Suárez, pero a pesar de haber tenido en cartera algunas apuestas, al final el club que preside Josep Maria Bartomeu las desechó por ser económicamente inviables.