La llegada de Quique Setién al banquillo del FC Barcelona trajo el 'fichaje' inesperado de Riqui Puig. Después de una primera mitad de curso sin oportunidades con Ernesto Valverde, el joven jugador del filial azulgrana volvió a sonreír con el cántabro al mando del equipo.
El 9 de enero, en el primer partido oficial de Quique Setién en el conjunto azulgrana, Puig fue el primer cambio y jugó veinte minutos en los que el Barcelona consiguió desarbolar la defensa granadina con un único tanto que llevó su sello.
Seis meses después, el canterano suma once partidos, repartidos en 507 minutos, y desprende una seguridad y un estilo como si llevase diez años en el primer equipo. Su visión de juego y su toque tiene satisfecha a la directiva azulgrana. Tanto es así, que ni él ni Ansu Fati formarán parte del filial de García Pimienta para el play off de ascenso.
Según publica Marca, el Barça aún no tiene claro cuál será su futuro la próxima temporada, pero se encuentra muy satisfechos con su rendimiento y la decisión final se tomará una vez que finalice la temporada.
Moldeado en la Masia como un centrocampista al uso de la marca Barça, proviene de la Unió Jàbac Terrassa, hasta que aterrizó en el cadete B del equipo azulgrana. Desde entonces, sus dotes en el centro del campo le han concedido no solo la titularidad sino un destacado papel en la elaboración del juego.
Cuenta con todos los recursos de un centrocampista 'marca La Masia', al estilo Xavi Hernández o Andrés Iniesta, entre otros, con preciso toque de balón, visión de juego, excelente juego de posición, regate, conducción, siendo difícil que pierda el balón y con elevadísimo acierto en el pase y, especialmente, en el de profundidad, dotando de asistencias a los atacantes.