Se había complicado el partido, pero a Ronald Koeman le acabó saliendo redondo su plan inicial. El FC Barcelona logró una trabajada victoria ante el Real Betis con el subidón anímico que supone remontar un partido así, desde el banquillo y con un golazo en el tramo final de uno de los jugadores que menos tino está ateniendo desde su fichaje. Todo bien.
Todo excepto lo de Araujo, claro. Sufrió un esguince en los primeros minutos y a Koeman, por momentos, se le chafó el plan de dar descanso a Frenkie de Jong. El neerlandés tuvo que completar casi todo el partido como defensa central, demostrando que no es una posición en la que esté del todo cómodo y que cuando más cerca del área esté, mejor.
También descansaron de inicio Pedri y Leo Messi. No así Dembélé, que volvió a pedir balones en la banda, por el medio, para desbordar y para encontrar el último pase o el gol. Está en su mejor momento y no tiene temor a encarar y a correr, aunque le falta reencontrarse con el gol.
Con todo esto, el partido estaba 1-0 abajo hasta que entraron Leo Messi y Francisco Trincao. El argentino había volteado el marcador en dos jugadas casi consecutivas en apenas diez minutos, anotando el primero y rompiendo al rival en el segundo. Una salida apabullante, como esos días en los que un chico de sexto curso se mete a jugar con el grupo de tercero.
Lo empató el Betis y parecía que se escaparían dos puntos y, cuando nadie apostaba por ello, apareció Francisco Trincao. No ha caído con buen pie el portugués en el Barcelona y no pasa nada por decirlo. No estaba participando en el partido, partía desde la banda izquierda y no tenía incidencia alguna. Y de repente, pum: robo en el área y misil a la escuadra. Y Koeman, tan contento en el banquillo.
🔢 Ponemos nota, uno a uno, a los jugadores del Barça tras la remontada en el #RealBetisBarça https://t.co/eAILUhm9ZJ
— ElDesmarque Barça (@ElDesmarque_FCB) February 7, 2021