La masa salarial es el principal quebradero de cabeza que se ha encontrado la junta de Joan Laporta desde que accedió al poder en el FC Barcelona en marzo. A causa de ello, en este mercado de verano se han tenido que tomar medidas drásticas para poder cumplir el fair play financiero. Pero la situación ni mucho menos está resuelta y gran parte de la culpa la tienen los contratos ascendentes de algunos jugadores.
Poco antes de la marcha de Leo Messi al Paris Saint-Germain, Laporta informó de que la masa salarial del Barça suponía el 110 % de los ingresos del club. Un porcentaje insostenible que con el adiós del rosarino disminuyó hasta el 95%.
Más tarde, con las rebajas salariales de tres de los capitanes (Sergio Busquets, Gerard Piqué y Jordi Alba) y el adiós de algunos jugadores, especialmente el de Antoine Griezmann, se consiguió situar por debajo del 70%, el límite que marca LaLiga. Gracias a todo ello el Barça ha conseguido deshacerse de unos 140 millones de euros en masa salarial.
Pero este ni mucho menos es el punto y final del problema. Laporta también explicó que la due diligence (que se detallará en la Asamblea de Compromisarios de octubre) desveló que los contratos de algunos jugadores eran ascendentes, hinchándose precisamente a partir de este verano, cuando estaba previsto que finalizara el mandato de Bartomeu.
Un claro ejemplo de esta situación era el contrato de Griezmann, que ahora ha revelado el diario Sport. Si se suman los bonus, el planteamiento del salario del delantero francés estipulaba que podía haber llegado a cobrar 33,5 millones de euros en su primera temporada; 29,5 en la segunda; 37,5 en la tercera (la actual); 38 en la cuarta y 39 en la quinta.
La cláusula que más hinchaba el salario era el loyalty bonus, la prima por seguir vistiendo de azulgrana a partir del tercer curso. En la temporada 2021-2022 hubiese tenido que cobrar 7 millones de euros por este concepto y 6,5 por año en las dos siguientes. Finalmente, en los dos cursos de azulgrana Griezmann percibió un total de 46,5 millones.
Algunos medios apuntan que, por culpa de los salarios ascendentes, la masa salarial del Barça podría haberse incrementado en 50 millones de euros respecto a la del curso pasado si no se tiene en cuenta el salario de Leo Messi (su contrato finalizó el 30 de junio de 2021).
Así, la cúpula azulgrana debe seguir negociando con los jugadores con más salario de la plantilla, como Philippe Coutinho (quien tiene la nómina más alta tras la marcha de Griezmann), Samuel Umtiti y el capitán que falta por rebajárselo, Sergi Roberto, para aligerar la tensión económica. En el último caso, las negociaciones están avanzadas.
Todo esto sucede en un contexto en el que el Barça anunció unas pérdidas de 487 millones de euros en el curso 2020-2021 y una deuda de 1.350 millones.