Los problemas en el Barça siguen existiendo, aunque muchos ya parecen haberse olvidado de ellos. Los fichajes de Jules Koundé, Raphinha o Robert Lewandowski han provocado que muchos crean que la crisis económica ya forma parte del pasado, pero nada más lejos de la realidad. De hecho, Joan Laporta ha tenido que recurrir a la activación de una nueva palanca para poder inscribir a todos ellos. Y es que, desgraciadamente, la operación salida no ha ido como estaba previsto.
Aunque han conseguido encontrar destino a Riqui Puig o Neto Murara, que claramente no contaban para Xavi Hernández, ninguno ha dejado dinero en las arcas. Y la gran mayoría de las esperanzas estaban depositadas en Frenkie de Jong, pues confiaban en que su venta sirviera para dejar un importante ‘pellizco’, y de paso, se ahorrarían una de las fichas más altas de toda la plantilla. Pero el neerlandés se ha dedicado a rechazar todas y cada una de las propuestas que le han presentado.
Ha mostrado su predisposición a seguir en el Camp Nou, y por sus planes no pasan la opción de cambiar de aires. Y menos, para irse a un conjunto que no participe en la Champions League, como lo es el Manchester United. Eso ha trastocado los planes que habían elaborado, y han provocado que los culés tengan que buscar nuevas vías de financiación. Porque Memphis Depay, otra pieza que estaba en la lista de transferibles, está en una situación idéntica.
No obstante, son pocos los miembros del Barça que pueden dejar dinero con su salida, y que sean considerados prescindibles. Con el ‘21’ descartado, ahora mismo el único nombre que Laporta tiene en mente es el de Marc-André ter Stegen, un sacrificio que sería doloroso, pues es uno de los capitanes y una de las ‘vacas sagradas’. Pero su salida puede ser un tremendo alivio, y una noticia positiva, por mucho que cueste de creer.
En ‘El Nacional’ señalan que no están satisfechos con su rendimiento más reciente, y en especial, con sus lesiones. Así que estudiarán las propuestas que lleguen por el alemán, siempre y cuando superen los 60 millones de euros.
No es descartable que se acabe yendo, lo que obligaría a buscar a un relevo de garantías.