A Xavi Hernández le dio un ataque de entrenador ante el Manchester United. Quiso innovar el técnico del FC Barcelona justo el día en el que no se puede fallar, justo el día de mayor exigencia respecto a las últimas semanas. Y, contra todo pronóstico, decidió cambiar por completo su línea más fiable: una defensa que estaba siendo inexpugnable.
Ronald Araujo se salió ante el Villarreal, Koundé estaba siendo certero atrás y clave arriba, Christensen se había afianzado con actuaciones sobresalientes y Alejandro Balde ya parecía el lateral titular de este Barça.
Y de repente, todo cambió ante el United. De manera sorprendente, Xavi decidió colocar a Araujo de lateral, a Koundé de central diestro, dejó a Christensen en el banquillo, metió a Marcos Alonso de central zurdo y apostó por Jordi Alba en el costado zurdo.
Le salió mal. Koundé y Araujo cuajaron uno de sus peores partidos en los últimos meses, superados en defensa y cometiendo incluso varios errores infantiles que hacía mucho tiempo que no se veían, con gol en propia puerta incluido para el francés. Marcos Alonso marcó el 1-0, pero también quedó retratado ante Rashford apenas 2 minutos después en el gol del empate, dejando demasiado espacio en su zona y reaccionando muy lento en velocidad.
Así que Xavi tardó 66 minutos en cambiar su idea inicial y dar marcha atrás. En ese momento, dio entrada a Balde y Christensen, sacó a Marcos y Jordi Alba y desplazó a Koundé al lateral derecho, apostando por la línea defensiva que tan buenos resultados le había dado en los últimos encuentros. Cada uno en su sitio, cada jugador donde mejor estaba rindiendo. El técnico se inventó una defensa que salió muy mal... y que pudo costarle mucho más cara.