Robert Lewandowski ha marcado este domingo su primer gol de la temporada. Una noticia buena para todo aquel que no haya visto el partido ante el Villarreal, que pensará que este tanto servirá al polaco para volver a encontrar su mejor versión y luchar por otro Pichichi. Pero para aquellos que hayan visto el encuentro al completo, saben que el gol fue precisamente lo único positivo del delantero en La Cerámica.
Porque su partido fue preocupante. Muchísimo. Lento en las acciones en el área, dubitativo cuando tenía la pelota, sin ganar balones por alto, sin participar en el juego combinativo del equipo. Sin generar peligro, en definitiva. Y en las tres o cuatro acciones en las que tuvo ocasión de hacer daño, falló.
Marcó Lewandowski, sí. Y en el fútbol no hay nada más importante que el gol, sobre todo cuando los partidos y las competiciones llegan a su tramo final. Pero estamos en la jornada 3 y la dinámica del polaco es similar a la de la segunda vuelta del pasado curso: gris, ausente, lejísimos de su mejor versión.
Con 35 años recién cumplidos, cabe recordar que hubo muchas críticas a un fichaje que al Barça le costó 45 millones de euros hace un año, un precio muy elevado teniendo en cuenta su edad y su situación contractual en el Bayern, además de su elevado salario y sus cuatro años de contrato, hasta 2026.
Su primera vuelta de la pasada campaña fue estelar. La segunda, bastante gris pese a que las cifras no fueron del todo malas. Y este inicio del nuevo curso parece ser una continuidad del interior: las sensaciones no son buenas pese a marcar su primer gol, en el que sólo tuvo que empujarla. Y el problema es que en la plantilla no hay otro '9'.