Las cuentas económicas del Barça siguen siendo justas, muy justas. El club azulgrana ya tuvo que hacer malabares el pasado verano para lograr inscribir a todos sus jugadores y todo apunta a que no podrá fichar a nuevos jugadores en enero. Mientras tanto, intenta ajustarse aún más al límite salarial establecido por LaLiga y manda un serio aviso respecto a los últimos en llegar: Christensen, Raphinha y sobre todo Gündogan.
Según informa el diario Sport, el FC Barcelona insiste en la necesidad de ajustar todos los salarios de la plantilla. Se fueron jugadores como Messi, Busquets o Jordi Alba, que tenían fichas altísimas, pero siguen estando por encima en masa salarial de lo que desean.
La misma fuente habla de "un serio problema de masa sarial" y la necesidad de negociar a la baja los contratos de la plantilla actual, sobre todo en las renovaciones. Tienen claro que no cometerán locuras como las que se hacían hace unos años y aseguran que futbolistas como Gavi, Araujo o Balde ya se han adaptado a esas necesidades.
Según Sport, el hecho de fichar jugadores libres provoca que se prorrateen las primas de fichajes. En este sentido, señalan que Christensen cobra unos 6 millones de euros -al igual que Kessié cuando llegó- y Gündogan, cerca de 9 millones.
La intención del Barça es que los nuevos fichajes que lleguen, aunque sea con la carta de libertad, tengan salarios menores al de estos últimos futbolistas mencionados y señalan la cifra de 4 o 5 millones como tope máximo a ofrecer. Ese plan pasaría, en teoría, por tratar de convencer a jugadores jóvenes y no a futbolistas más veteranos, como es especialmente el caso de Gündogan, que tiene firmado hasta 2025.