La convincente aunque corta victoria del Barça ante el Atlético de Madrid (1-0), en LaLiga EA Sports, confirmó la metamorfosis que el conjunto azulgrana parece estar experimentado en su juego y que ya empezó a apuntar en la segunda parte ante el Oporto.
El punto de inflexión que pedía Xavi Hernández ha llegado, pero no solo por haber logrado dos triunfos significativos y de alto valor, sino por algunos cambios tácticos y en el once que han mejorado el rendimiento global y el juego del equipo.
Reemplazar a uno de los mejores porteros del mundo no es fácil, pero Iñaki Peña ha conseguido, en apenas tres partidos, que nadie se acuerde de Marc-André Ter Stegen y su lesión de espalda.
Ante el Oporto en la Liga de Campeones, el canterano salvó a su equipo con tres grandes paradas y, contra el Atlético en LaLiga, hizo otras dos que evitaron el empate rojiblanco en los últimos minutos.
Un portero cerebral, que destaca en la toma de decisiones y por su buena lectura a la hora de sacar el balón jugado. Dos virtudes fundamentales para triunfar en el Barça. En el Olímpico Lluís Companys, la afición ya corea su nombre.
Aunque Xavi sigue insistiendo en que Ronald Araujo y Jules Koundé irán rotando en el lateral derecho en función del partido, tener a uno de los mejores marcadores centrales del mundo desplazado a una banda no parece la mejor idea.
Ante el Atlético de Madrid se demostró una vez más. Araujo, actuando en el eje, todo lo hace bien y llega donde ningún otro compañero llega; y Kounde tiene más cualidades para subir la banda y proyectarse en ataque.
Lo que hacía Sergio Busquets él solo no lo puede hacer nadie más. Xavi intentó repetir la fórmula con Oriol Romeu, y el excentrocampista del Girona cumplió el expediente hasta que se lesionó Frenkie de Jong, siempre dispuesto a echarle una mano cuando el partido se ponía feo.
A la vuelta del neerlandés, Xavi apostó por retrasar la posición de Gündogan para tener a ambos en la base del cuadrado. El invento funcionó bien contra el Oporto y aún mejor ante el conjunto rojiblanco.
Tener a dos centrocampistas de tanto talento al inicio de la jugada es un lujo que pocos equipos se pueden permitir, y el Barça es uno de ellos. Su técnico ya ha adelantado que la apuesta va a tener continuidad.
Si hay alguien que parece insustituible en el Barcelona es Pedri. Esta temporada, el equipo se quedó muy pronto sin él y lo volvió a notar de forma salvaje en la creación.
El canario poco a poco ha ido cogiendo ritmo tras su regreso y, ante el Atlético, por fin se destapó. Generoso en la presión, se hartó de robar balones para después repartirlos con su clarividencia y buen criterio habituales.
El Barça necesitaba su dinamismo entre líneas y esa magia que solo poseen los elegidos como él. Y es que todo lo que pasa por su botas siempre lo devuelve mejorado.
A este Barcelona le cuesta un mundo encontrar espacios en el ataque estático, pero todos sus problemas desaparecen cuando se aplica en la presión tras pérdida.
En la recuperación en la línea de tres cuartos, es cuando se le abren infinitas posibilidades, no solo porque puede atacar mejor sino porque sufre mucho menos atrás.
En esa presión alta se cimentó la solvencia y solidez del equipo de Xavi el curso pasado, y recuperarla esta temporada resultaba capital. Ahora falta que tenga continuidad.
Pasarte años buscando un lateral derecho de garantías para acabar poniéndolo en la otra banda cuando lo encuentras parece una incongruencia, pero si se analiza el rendimiento Joao Cancelo en la banda izquierda y su conexión con su compatriota Joao Félix, lo que podría considerarse una decisión incongruente se convierte en una genialidad.
La química entre los portugueses -ambos igual de anárquicos e imprevisibles- resulta evidente. Cancelo, por fuera, y Félix como interior, se han hecho los amos de la banda izquierda y, si mantienen este rendimiento, las carencias que el equipo parece tener en el otro carril, seguirán siendo un mal menor.