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El presidente de Cartagena denuncia la intimidación de jóvenes encapuchados cerca de su casa

Paco Belmonte, presidente del Cartagena.
Redactor de ElDesmarque

La situación deportiva del FC Cartagena es la más decepcionante de LALIGA HYPERMOTION. Frente al Córdoba en casa sumaron la tercera derrota consecutiva en el campeonato y cada vez está más lejos soñar con una permanencia que está ya a doce puntos.

Colista en la clasificación, la junta directiva está totalmente sumida en un huracán de críticas, reproches e insultos cada vez que acaban los partidos. Un caso que les ha llevado al límite tanto a su director deportivo, que tuvo que señalar sus problemas de salud mental, como el que este martes hizo su presidente, Paco Belmonte.

Obligado a tener que dar explicaciones en una rueda de prensa, las redes sociales quedaron perplejas por la situación que está viviendo hoy en día y cómo está afectando a su vida personal y a su familia: "El FC Cartagena es el peor club de la categoría y el principal culpable lo tenéis enfrente", comenzó Belmonte antes de explicar un polémico episodio que vivió hace unos días.

"El pasado 26 de enero a las siete de la tarde y salí al garaje que me separa 50 metros de casa con mi mujer y mis dos hijas. Nada más abrir la puerta, nos encontramos con cinco jóvenes con chándal negro y con bragas que les cubrían el rostro. Venían de poner pegatinas en mi portal en contra de mi gestión"

"Ni giraron la cabeza, sorprendidos tras venir a intimidar a una familia cartagenera como cualquier otra fuera de su entorno de trabajo. Decidimos esperar en la puerta porque tenían que volver pese a tener que enfrentarnos a un desafío", añadió.

Un encuentro tenso que no fue a mayores

A pesar de la intimidación de sentir cómo su seguridad había sido amenazada, Belmonte decidió dar un paso al frente para abordar el caso y evitar que volviera a ocurrir en el futuro: "Lo primero fue entablar una conversación con ellos como personas cabales, sin encubrimiento de rostros. Les dije que no iba a permitir ninguna amenaza ni intimidación por parte de nadie, y así lo entendieron".

"Ellos son desconocedores que cuando tenían 10 u 11 años, el club se iba directo a la desaparición antes de llegar nuestra gestión. Educados y dialogantes fuera del ruido caduco, agresivo e interesado de las redes sociales, me mostraron su disconformidad por no tener información. Asumí mi responsabilidad tras explicarles los argumentos de mi silencio y les respondí durante más de media hora a todo lo que me preguntaron mientras algunos tiraban las pegatinas que llevaban al contenedor".

"Me produjo satisfacción personal esa conversación porque no era ni el sitio ni el lugar y agradezco que la gente tenga opiniones constructivas y les duele el club", finalizó.

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