El Getafe CF consiguió este jueves la clasificación para octavos de final de la Europa League en casa del Ajax de Ámsterdam, pero la celebración se vio empañada por los desagradables incidentes que sufrieron sus aficionados. La mujer de Jaime Mata, autor del tanto azulón, ha compartido el sufrimiento por el que tuvieron que pasar, incluyendo niños pequeños y personas en silla de ruedas.
La periodista Gemma Santos, de Cope, ha compartido la carta de Rocío Irisarri, la esposa de Mata, en sus redes sociales.
Comparto con todos vosotros este texto que ha escrito Rocío, la mujer de Mata, sobre lo que sufrieron anoche... merece mucho la pena que lo leáis... pic.twitter.com/66JaqhKHfO
— Gemma Santos (@GemmitaSantos) February 28, 2020
Nadie quería ni esperaba más que ver a su familia jugar. Nadie espera nada más allá de las normas de civismo y un comportamiento lo más mínimamente humano. Pero la inquina que despierta el rival en el fútbol llega a ser tan poderosa, que se pone en jaque cualquier moralidad. El odio exacerbado mezclado con la falta de ética y educación, es una de las combinaciones más peligrosas y más aún con la exaltación que aporta siempre el MAL seguidor del fútbol. Lo que sucedió en el Ajax-Getafe ha sido absolutamente repugnante y ha sucedido por parte de 'aficionados' que son claramente personas repulsivas.
Cinco menores (de los cuales dos son bebés y aquí incluyo al mío al tan solo tener dos años), cinco mayores (en los cuales está mi padre que encima sufre una minusvalía) y varias mujeres nos hemos tenido que ir tras un constante lanzamiento de vasos de cerveza sobre nosotros.
Escribo esto llena de rabia. Pensé que se disiparía algo con el paso de las horas o incluso la victoria, pero no. No entiendo cómo hay gente que puede hacer a una familia lo de hoy.
Mi marido y yo creemos que el fútbol, por desgracia, no es un lugar para niños (y por eso Teo no va prácticamente nunca). Aunque del deporte en sí se puede aprender muchísimo, por desgracia en el campo, o más bien en la grada, hay poco que enseñar.
Aficionados del Getafe tuvieron que huir del estadio del Ajax tras ser agredidos por radicales del conjunto holandés: "Ni suplicando ayuda y mostrándoles que venían niños han querido ayudar". https://t.co/VR32lamihC
— ElDesmarque Getafe (@DMQGetafe) February 28, 2020
A pesar de ello, decidimos en mi casa, y en varias, viajar los familiares de los jugadores; padres, hijos, mujeres, hermanos, etc. para apoyar a las personas que queremos en un momento decisivo. Esto era un sueño. Muchas personas cogieron vacaciones, incluso esas mujeres de futbolistas a las que todos dan por hecho que no trabajan, y tan felices nos fuimos. En el partido de Basilea (al cual yo no llevé a Teo pero la mayoría sí llevaron a sus hijos) todos los familiares pudimos verlo tranquilamente. Con total armonía y libertad a pesar de estar en la grada rival, como se suele hacer.
Nadie quería ni esperaba más que ver a su familia jugar. Nadie espera nada más allá de las normas básicas de civismo y un comportamiento lo más mínimamente humano. Pero la inquina que despierta el rival no justifica este comportamiento ni tampoco al que se queda mirando cómo sucede esa situación tan aberrante. Hay límites que jamás se deben sobrepasar porque una vez que lo haces, la calidad humana que demuestras es inexistente, participes como participes en la situación.
Nos habréis dado un baño de cerveza pero nosotros en educación. Por muy gracioso que suene, por muy divertido que lo encuentre aquel que comparta este comportamiento (que suelen ser los que insultan por las redes fotos de menores también) al final, la cruda realidad y a lo que todo se reduce, es que con tanto odio es imposible progresar en nada ni ser mínimamente feliz. Y entonces es más entendible entender el odio que sienten hacia el bienestar ajeno. Que al final hoy estaré cabreada pero vivir en este estado permanente, como quien lanza un vaso a un niño, no puede resultar en absolutamente nada.
Enhorabuena al amor de mi vida por ese gol y por pasar a octavos. Tu familia está tremendamente orgullosa como siempre. Por cierto, la próxima vez si vais a tirar cerveza o litros, que al menos sea Mahou clásica fresquita.