Después de firmar siete derrotas en las siete primeras jornadas, el Getafe CF de Míchel ha tocado fondo de una manera descomunal. Nunca, en sus 17 temporadas en LaLiga Santander, había comenzado tan mal una Liga. Y, junto al Norwich inglés, es el único club de los grandes torneos europeos que aún no ha puntuado.
El fin de la exitosa etapa de José Bordalás en el banquillo azulón trajo a Míchel, que ya conocía las mieles del éxito en el Getafe de hace una década. Sin embargo, el proyecto no cuaja, la posición de Míchel está en el aire y una derrota ante la Real Sociedad la próxima jornada podría desencadenar su salida del club. ¿Por qué ha llegado a esta situación? Las claves, son cinco.
No hay que engañarse. Por mucho que el proyecto de José Bordalás fue de los mejores de la historia del Getafe, estaba en decadencia. El Getafe del curso pasado ya no fue el mismo que el de anteriores. Incluso en la temporada 2019/20, ya mostró síntomas de agotamiento después de no ganar ninguno de los últimos seis partidos de Liga para quedarse sin premio europeo.
Y la campaña pasada, peleó por el descenso y sólo un tanto de Take Kubo al Levante en la penúltima jornada salvó al Getafe de jugarse la categoría el último día. Con esa tendencia negativa, Míchel agarró un equipo en el que continuaron todos sus pesos pesados a excepción de Marc Cucurella. Además, llegaron nueve caras nuevas que, hasta el momento no han funcionado.
El inicio de temporada no ha sido bueno para los jugadores que llegaron al Getafe este verano. La lista es larga: Sandro Ramírez, Vitolo, Jorge Cuenca, Diego Conde, el uruguayo Jonathan Silva, el portugués Florentino Luís, el checo Jakub Jankto, el serbio Stefan Mitrovic, el mexicano José Juan Macías y dos cedidos como Carles Aleñá y Darío Poveda que se quedaron en el club madrileño.
Ninguno ha conseguido cuajar en las primeras jornadas. Alguno, como Florentino, Jankto o Sandro mostraron algún brote verde, pero no los suficientes como para afirmar con rotundidad que hasta el momento han sido grandes adquisiciones. Además, por circunstancias ajenas a su nivel, han tenido percances inoportunos en forma de lesiones que les han impedido progresar. Y ese, es el tercer punto.
Míchel tampoco ha tenido suerte con las lesiones. Jugadores clave en el que podría ser su esquema se han caído en momentos inoportunos. Jankto, que mostró buenas maneras en sus tres primeros partidos, se lesionó en la quinta jornada durante el duelo ante el Rayo Vallecano; el uruguayo Mauro Arambarri, el pilar del centro del campo, no está desde la cuarta jornada, cuando a la media tuvo que abandonar el choque ante el Elche.
Sandro ha sido otro de los damnificados. Una lesión muscular le dejó fuera dos jornadas. Reapareció ante el Betis en la segunda parte, pero ya era tarde, el naufragio estaba en marcha. Otro que apenas ha podido jugar ha sido Vitolo, en quien el club tenía depositadas bastantes esperanzas. Apenas acumula 195 minutos en los cinco partidos que ha participado. También está en la enfermería el charrúa Erick Cabaco, un central que costó el curso pasado 8 millones de euros y que solo ha jugado 76 minutos. Y, para acabar, Míchel se quedó sin Aleñá esta jornada por su expulsión frente al Atlético de Madrid que le costó el partido ante el cuadro rojiblanco.
Míchel y Bordalás son entrenadores muy diferentes. Al primero le gusta el juego de dominio y control, mientras que el segundo apuesta por un estilo más directo. El salto de uno a otro no ha sido bien gestionado. Con la plantilla que tiene el Getafe, es complicado apostar por un juego del gusto de su entrenador. Aún así, con nombres como Vitolo, Aleñá o Jankto en un once, la apuesta podía funcionar. Pero casi nunca ha tenido a los tres juntos. Y cuando no tuvo a ninguno, Míchel cometió un error muy visible en el Benito Villamarín: jugó a una cosa que su alineación le negaba.
Con centrocampistas como el serbio Nemanja Maksimovic, David Timor, Florentino, y defensas como el togolés Djené Dakonam o Mitrovic, intentar jugar sacando la pelota desde atrás era casi un pecado. Apenas Jorge Cuenca, un central más afinado con el balón, podía cumplir en una idea similar. Míchel se disparó a sí mismo en un pie y su Getafe fue aniquilado para sumar su séptima derrota seguida.
Míchel dejó una frase en la sala de prensa del estadio Benito Villamarín bastante acertada: "No somos tan malos como para tener estos números". Razón no le falta al técnico del Getafe, que ha perdido varios partidos jugando bien y algunos en el último instante. Contra el Valencia (1-0), el Sevilla (0-1) y el Atlético de Madrid (1-2), merecieron un premio mayor. Incluso frente al Barcelona en el Camp Nou, el cuadro azulón presentó batalla. Es cierto que frente al Elche (0-1), el Rayo Vallecano (3-0) y el Betis (2-0), las sensaciones fueron nefastas. Ahí, no hubo mala suerte.
El Getafe sí la tuvo contra el Sevilla tras caer derrotado 0-1 con un tanto de Erik Lamela en el minuto 90; y ante el Atlético, con dos goles del uruguayo Luis Suárez en los últimos 12 minutos, el segundo también en el 90, cuando ganaba 1-0. La expulsión de Aleñá, cambió el rumbo del duelo en el tramo final. Y ahora, con este panorama, espera la Real Sociedad, la siguiente piedra en el camino de un equipo que probablemente se jugará el puesto de su entrenador en sólo 90 minutos.