El mundo del deporte del béisbol profesional de las Grandes Ligas, como sucede cada año cuando llega el 11 de septiembre, dedicó la jornada a dar el homenaje, reconocimiento y recuerdo a todas las víctimas de la tragedia que dejó el terrorismo islámico con la destrucción de las dos Torres Gemelas del One World Trade Center, de Nueva York.Después de 14 años de ocurrida la tragedia y a pesar de la apertura de toda la zona siniestrada, con la inauguración del edificio más alto que hay actualmente en Nueva York y en Estados Unidos, el deporte del béisbol reflexionó de nuevo en sus ceremonias sobre el gran valor y aportación de todas las personas que perdieron la vida.
El deporte del béisbol, en su recuerdo anual de más de las 3.000 personas que perdieron la vida y de los miles que quedaron afectadas por la tragedia, reiteró que su memoria jamás será olvidada y permanecerá para siempre.
De ahí que todo el personal que durante la jornada del viernes estuvo en los campos, incluyendo jugadores, entrenadores y árbitros, llevaron puesta la bandera de Estados Unidos en todas las gorras que utilizaron en cada uno de los partidos en los que competieron.
Todo el dinero que se recaude con la venta de las gorras serán donados a las organizaciones del 9/11 Memorial y Museo; el Pentagon Memorial y Flight 93 Memorial.
En cada uno de los campos de los equipos que jugaron como locales hubo ceremonias antes del partido, incluyendo un minuto de silencio y la frase de "We Shall Not Forget", con otros de símbolos que den todo el apoyo a los familiares de las víctimas.
Mientras que los Azulejos de Toronto, que iniciaron una serie ante los Yanquis de Nueva York, sus jugadores en las gorras mostraron las banderas de los dos países, de Estados Unidos y Canadá.
Antes del partido, los Yanquis con el piloto del equipo Joe Girardi y el abridor de origen dominicano, nacido en la Gran Manzana, y que sólo tenía 13 años cuando en el 2001 si dio el ataque suicida, ofrecieron una corona de flores en la placa que hay en el Yankee Stadium, en homenaje a las víctimas.
El partido del 21 de septiembre del 2001, en el Shea Stadium, fue el primero que se jugó en Nueva York después de la tragedia y el equipo local de los Mets de Nueva York, de la Liga Nacional ganaron de forma dramática a los Bravos de Atlanta, donde ambos equipos jugaron el viernes y en el campo fue colocada una gran bandera de Estados Unidos como símbolo de la unión y reconstrucción de todo el país.
El béisbol volvió a mostrar el verdadero valor de unión, apoyo y fuerza que tiene como deporte popular dentro de Estados Unidos, dejando aun lado la rivalidad entre cada uno de los equipos que se encuentran en la recta final de la temporada regular en busca de clasificar a los playoffs.
Las ceremonias también sirvieron de ejemplo de como el país se siente agradecido con todos los hombres y mujeres que han dado su vida por defender los valores de la libertad y la democracia dentro y fuera de Estados Unidos.