Un resultado tan cruel como insuficiente. Ese era el resumen de los miembros técnicos del Real Betis horas después del cierre de LALIGA FC Futures en Orlando. El conjunto verdiblanco, a pesar de ser uno de los equipos más reconocibles y que mejores impresiones -en cuanto a juego- habían creado en el entorno del torneo, se marchó de Estados Unidos eliminado en cuartos de final justo tras un campeonato mucho más irregular en Vila-real. El resumen era sencillo: mejores sensaciones que resultados.
El optimismo era notorio. Horas antes del viaje a Miami, donde la expedición completa de la competición hizo escala antes de llegar a Orlando, charlar con los técnicos verdiblancos era positivo: "Vamos a hacerlo bien, seguro", nos decían.
El grupo no era sencillo. A pesar de ser el único equipo español de su clasificatorio, jugaban ante Orlando City y Flamengo, los béticos tendrían que lidiar con la ilusión de los estadounidenses, que nos aseguraban antes de empezar el torneo que "pasaremos seguro" y el físico de los brasileños. El Fla ya demostró en Cancún que se toma estos torneos muy en serio y para muestra su resultado en EEUU (acabó tercero, eliminando al Real Madrid en el partido de consolación).
La realidad, a pesar de todo, es que era complicado ser optimistas. En Vila-real, justo una semana antes, el equipo cayó eliminado en fase de grupos tras una derrota y tres empates, pero aún así, todos los puntos cuestionados por el Betis eran claros: "Es un buen equipo. Les falta punch arriba, pero ya en La Cerámica jugaron bien. Igual pueden meterle mano a los brasileños", nos comentaban en el vuelo a aquellos que no tuvimos la suerte de estar en Castellón.
El mensaje de los béticos seguía la misma línea. Conocían a la perfección tanto sus cualidades como defectos y creían que si seguían la línea marcada en La Cerámica, podían conseguir resultados. En Castellón fueron tres empates, sí, pero no por trabajo, sino por esa pequeña pizca de suerte que a veces se necesita... y no tuvieron.
En estas, apenas hizo falta un partido para entender a este mini Betis. Salida de balón cuidada, presión en zona alta, equipo unido y juego vistoso. Posiblemente, los verdiblancos han sido uno de los equipos que menos balones en largo ha utilizado durante todo el torneo. Ni cuando iba por detrás en el marcador.
Su derrota ante Flamengo, condicionada por dos contragolpes, le complicaron el torneo, pero ante Orlando City volvieron a demostrar su ADN: los locales corrían y corrían, y los de verdiblanco no perdían la paciencia. El doblete de Jesús Diaz era solo cuestión de tiempo.
Los allí presentes ya sabíamos que acabar segundos en el grupo acabaría enfrentando al Betis al Atlético de Madrid -que quedó primero en el suyo, por delante del Sevilla-, una situación que complicaría mucho la continuidad en el campeonato.
Los de Iván Trapero acabaron como campeones tras vencer al Sevilla (subcampeón en La Cerámica), al Flamengo (tercero en el torneo) y al Villarreal, al que le remontó en apenas seis minutos. Eran los mejores, otra vez, y lo demostraron.
A pesar de ello, a pesar de que los propios periodistas comentábamos que sería realmente complicado ganar, el mensaje, no solo de Edu Jiménez -entrenador del alevín bético- sino de todo el cuerpo técnico, era el mismo: "Esto hay que jugarlo". Confiaban en su ADN, en su idea, en su estilo.
Fue esa creencia en el estilo, esa idea innegociable, ese requisito indispensable en el que se apoya la cantera -en su totalidad- del Betis, el que acabó, quizá, condenándolos. Dos pérdidas en salida de balón, dos goles.
Así se despidió el Betis. Frustrado, posiblemente, decepcionado, probablemente, por caer nuevamente, pero el anásilis verdiblanco debe ir más allá. Fueron varios jugadores los que destacaron, este mismo grupo ya demostró hace meses que tiene talento y sus técnicos, a pesar del resultado, ya han dejado en evidencia que creen en la idea y saben ejecutarla.
Podríamos hablar de falta de punch en los últimos metros, podríamos hablar del talento de otros equipos, pero eso sería hablar de fútbol profesional. En Orlando, en Vila-real, el Betis, sus jugadores y sus técnicos, se llevan algo más que resultados. Aprendizaje, educación, valores y la seguridad de que, si el camino continúa, pronto volveremos a hablar de un equipo top en torneos nacionales e internacionales.