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Toño le mira a los ojos a Marcelo

Emilio Nadal

Lo determina la estadística a poco que se escrute y se establezca una comparativa con los números determinados. La estadística, en ocasiones, glacial y gélida, a veces, se convierte en el andamiaje que permite sustentar relatos de un mayor y profundo calado. Y este puede ser una de ellos. Toño afronta el enfrentamiento del Levante UD ante el Real Madrid en cierta perspectiva emplazado en los puestos más elevados del ranking que sanciona a los jugadores de la Liga BBVA que más centros introduce al corazón del área de sus rivales. En la otra banda, en la madridista, Marcelo intentará sobresalir por encima del lateral valenciano.

Este particular registro está dominado por Saúl Berjón con 51. Inmediatamente por detrás del futbolista que defiende la camiseta del Eibar surge la estela del defensor azulgrana que cumple su segunda temporada en las filas de la sociedad de Orriols en el marco de la máxima categoría. De las botas de Toño han nacido 48 zarpazos contiguos esparcidos por el cómputo total de los siete encuentros que ha afrontado desde el alumbramiento de la competición de los días finales del pasado mes de agosto. La cifra global resalta que el lateral roza una media de siete centros por encuentro.
Este exclusivo podio quedaría conformado con la incorporación de Beñat con 45. Es evidente que Toño se incluye entre una nómina de futbolistas con los que apenas guarda similitudes en función de los diferentes posicionamientos resguardados sobre el verde. Una atenta mirada a sus contrincantes enfatiza este pensamiento. Fayçal Fajr, Feghouli, Nolito, Rochina o Duda le escoltan en este específico listado. Su condición de defensor, y sus movimientos, partiendo desde las posiciones más retrasadas de la retaguardia, no conjuga con las coordenadas presentadas por el resto de los jugadores, todos amalgamados por una mayor voracidad ofensiva. El hecho permite acentuar los valores presentados. Toño es el lateral que promedia mayor número de centros al área. Y hay un aspecto decisivo para corroborar y avalar esta idea. A diferencia del resto de sus compañeros de viaje, y sirva como ejemplo Berjón o Beñat, ni suele patear la estrategia ofensiva, ni afronta el reto que supone poner en juego los saques de esquinas o las faltas laterales.
La historia adquiere una nueva dimensión, y establece una singular relación con el duelo del próximo fin de semana del bloque levantinista en tierras madrileñas, si se acota el número de laterales susceptibles de ser rastreados entre los veinte primeros jugadores que componen este catálogo. El nombre de Marcelo cotiza al alza con 34 centros. Es décimo y algo más alejado emerge Juanfran (Atlético de Madrid) con 33. Tremoulinas cierra este índice con 27. Los cuatro están especializados en tareas defensivas y parecen contradecir, con esta intrépida actitud, su destino y su principal misión para adentrarse por umbrales desconocidos. Toño contra Marcelo; duelo de centradores sobre la superficie del verde del Estadio Santiago Bernabéu.
Podría ser uno de los titulares de la cita entre la representación blanca y el bloque granota del sábado y también una manera algo más alternativa de contextualizar el duelo adscrito a la octava jornada del campeonato de la regularidad. Al menos desde un prisma más personalizado que vincula a dos futbolistas que comparten ciertas similitudes en función de su emplazamiento sobre el campo y, principalmente, proyección cuando el balón cae en sus pies. Los dos pierden el sentido del vértigo para cruzar la frontera que marca la línea del medio del campo en busca de aventuras de más envergadura.
El césped de Chamartín puede convertirse en el marco donde se desarrolle un desafío racial entre los dos laterales de la Liga BBVA, que han disputado la totalidad de la secuencia liguera, que mayor cantidad de finalizaciones acumulan en virtud del expediente analizado. Esta coyuntura establece una serie de paralelismos que si algún aspecto subraya es la influencia de Marcelo y Toño en el engranaje colectivo de sus respectivos equipos. En ese sentido, el indicativo no se atisba menor, por la información que manifiesta, y expone la profundidad y la amplitud que ambos proponen alineados en el carril izquierdo de la defensa. Desde las profundidades más cavernosas del rectángulo de juego se lanzan con velocidad y determinación hacia los dominios contrarios del tapete. Y las razzias que protagonizan suelen concluir con éxito a tenor de los baremos manejados. Su ascendente es incuestionable desde el flanco zurdo para lanzarse al abordaje por fuera y aprovechar los espacios libres existentes por ese carril. El partido adquiere dimensión para Toño. El reto del Bernabéu es enrevesado y hay que saber desenmascarar sus misterios para guiarse hacia la luz, pero uno de los combates está presentado. Marcelo y Toño; duelo de centradores.

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