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Betis
1-0
Levante

La cobardía se paga: firmado Rubén Castro

Javier Mínguez

A cinco puntos de la salvación. Y, si ganan el Sporting o el Getafe, a seis. Es lo que pasa cuando se renuncia a buscar la victoria o, al menos, es lo que se da a entender porque Rubi, después de una buena primera parte del Levante UD aunque de nuevo estéril de cara a portería, dejó que el Betis se viniera arriba y tardó una eternidad en poner en liza al séptimo de caballería, los Morales y Deyverson que se quedaron en el banquillo. Como en el Ciutat de València, los granotas fueron superiores pero, cuando te arriesgas a ganar el combate a los puntos, es muy probable que el púgil con más pegada, que es el equipo verdiblanco, termine noqueándote. Y así semana tras semana. Toca rezar en Orriols. 

A Rubi le salió bien su planteamiento inicial pero, ante la falta de pegada, su reacción fue esperar a dar entrada a Morales en el 77' y a Deyverson en el 85'
Rubi sorprendió a propios, extraños y a todos los demás con sus cambios en la alineación dejando a Morales y Deyverson en el banquillo pero eso no fue óbice para que el Levante arrancase el encuentro haciendo un calco de casi todos los anteriores: empujando y teniendo las primeras ocasiones claras y, de nuevo, errándolas. Ya avisó de forma muy tempranera Camarasa de las intenciones granotas con un disparo en el primer minuto de la contienda, muy escorado y Adán estuvo atento para no verse sorprendido. Poco después, Verdú contaría con una de las oportunidades más claras para batir al meta verdiblanco. Lerma centró desde la derecha y Casadesús no logró controlarla bien en el corazón del área aunque le dio tiempo a pincharla hacia el catalán ex del Betis que, sin ninguna oposición, disparó fuera. Verdú, por no chutar con la zurda, tiró por la borda el 0-1 a las primeras de cambio.
El Betis empezó a tomar la iniciativa, no era para menos frente al colista y con el ambientazo que se registró en el Benito Villamarín. El Levante tampoco andaba demasiado incómodo, con cuatro pivotes repartidos en la medular intentando enmarañar el juego de un conjunto heliopolitano con muchas dudas para armar su juego a lo largo de toda la temporada. Por eso y no por otra cosa es el peor equipo de la Liga BBVA como anfitrión. De todos modos, la calidad de sus atacantes le da para poner en aprietos a cualquier defensa y en el 11' Musonda encaró para enviar el cuero al primer palo donde Rubén Castro estuvo a punto de meter la puntera pero Mariño deshizo el peligro despejando. Fue el único atisbo de adelantarse de los sevillanos en el primer tiempo.
Los de Merino comandaban el encuentro pero de manera estéril, con Musonda perdido entre Pedro López y Lerma y con Joaquín mandando parábolas al área que nunca encontraban receptor, a excepción de Medjani y David Navarro. Precisamente, los centrales azulgrana serían protagonistas de algunas opciones de gol de los de Rubi. Sobre todo el argelino, que en el 33' cabecearía un saque de córner pero Adán le respondió con el paradón de los primeros 45 minutos. En la siguiente acción, de nuevo el capitán de Argelia se elevó después de que Navarro pelease por arriba un centro de Juanfran pero un defensa la sacó en el último momento cuando el central magrebí se disponía a rematar a la red. Precisamente la consistencia de ésta la probó Rossi en el 22', después de una acción individual en que se hizo un autopase ante Bruno tras recibir de Casadesús. El italiano estuvo cerca de marcar pero, como frente al Sporting, el punto de mira todavía no estaba ajustado.

El Betis era una lágrima... pero las penas mejor con Rubén Castro

La escuadra local intentó retomar el dominio o por lo menos el protagonismo en la reanudación pero se quedó en eso, en la intención, porque el Betis continuó siendo una lágrima. Sin embargo, estuvo a punto de marcar en el 59' con un centro chut de Molinero al que estuvo a punto de llegar al segundo palo Joaquín pero le faltaron dos tallas en las botas. De todos modos, si al Betis le costaba combinar y plantarse en el área azulgrana, el Levante peligroso del primer tiempo se quedó en el vestuario, desapareció. Porque los dos disparos de Lerma a las nubes... pues por anotar algo. Mientras, el tiempo se consumía y Rubi seguía sin mirar al banquillo y no realizó su primer cambio hasta el minuto 75'... en que metió a José Mari por Camarasa. Y, poco después de este cambio que no aportaba nada, Morales relevó a Lerma.
A esas alturas, el Benito Villamarín ya estaba bramando porque no querían esperar otra semana para certificar la permanencia virtual. Un arma de doble filo, una espada de damocles sobre los hombres de Merino que, sin embargo, terminó empujándoles hacia el gol. Cejudo, recién ingresado en el campo por la lesión de Molinero, se colocó de lateral derecho y cabalgó toda la derecha para poner la rosquita hacia el corazón del área. Allí, el de siempre, Rubén Castro, se elevó entre los centrales y cabeceó al fondo de las mallas. Su gol 17 en la Liga BBVA. Mazazo para un Levante que traicionó su imagen del primer tiempo y parecía renunciar a buscar el triunfo en el Villamarín.

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